Thursday, February 23, 2006

 

La comunicación


¿Cómo me puedo comunicar mejor con mi hijo?

Los adolescentes no se destacan por sus destrezas comunicativas, especialmente con sus padres y otros adultos que los quieren. Emily Hutchison, una maestra de secundaria de Texas, dice que los jovencitos en los primeros años de la adolescencia "frecuentemente sienten que pueden comunicarse mucho mejor con quien sea, con tal que no sean sus padres—aunque sean padres maravillosos". "Tienden a ser muy reservados," explica Patricia Lemons, una maestra de secundaria de Nuevo México. " No necesariamente quieren contarles lo que hicieron en la escuela hoy."

Varios sicólogos han descubierto que cuando los padres saben dónde están sus hijos y qué están haciendo (y cuando el adolescente sabe que el padre sabe, lo que los sicólogos llaman vigilancia), los adolescentes corren menos riesgo de tener malas experiencias, incluyendo drogas, uso de alcohol y tabaco; actividad sexual y embarazo ; delincuencia y violencia. La clave, según los sicólogos, está en ser curioso pero no interferir, en esforzarse por respetar la privacidad de su hijo al establecer confianza y acercamiento emocional.


A veces entre menos consejos ofrezca, más se los va a pedir su adolescente.

Es más fácil comunicarse bien con un adolescente cuando estos hábitos se han establecido desde la niñez. Según lo explica la consejera escolar Carol Bleifield, "Uno no sale repentinamente y pregunta a su hijo de séptimo grado, '¿qué hiciste con tus amigos el viernes por la noche?' " Pero no es imposible mejorar la comunicación cuando su hijo llega a la adolescencia. Aquí les damos algunos consejos:

- Reconozca que no existe una receta exacta para la buena comunicación. Lo que funciona bien para lograr que un hijo hable sobre lo que le es importante, no siempre funciona con otro. Una maestra de secundaria y madre de dos dice que su hija es muy abierta y conversadora; su hijo es más callado. Pero ya que su hijo disfruta de la música, le gusta escribir y leer, su madre lo acompaña frecuentemente a la librería local. Es allí, en un lugar cómodo para él, que el hijo comparte con ella historias y personajes como un enlace con los que él está pensando y sintiendo. Al escuchar música con él y revisar sus trabajos literarios cuando él se lo permite, esta madre fomenta las condiciones que alientan al hijo a compartir con ella.

- Escuche. "Usted tiene que invertir bastante tiempo sin hablar," sugiere Diane Crim, una maestra de secundaria de Utah. El escuchar bien significa evitar interrumpir y poner atención. Esto se logra mejor en un lugar callado, sin distracciones. Es difícil escuchar cuidadosamente si también está cocinando o viendo la televisión. Frecuentemente el simple hecho de hablar con su hijo sobre un problema o un asunto ayuda a esclarecer las cosas. A veces entre menos consejos ofrezca, más se los va a pedir su adolescente. El escuchar puede ser el mejor método para descubrir un problema serio que requiere de atención inmediata.

- Crea oportunidades para hablar. Para poder comunicarse bien con su hijo usted tiene que estar disponible. Los adolescentes resisten las pláticas "programadas"; ellos no se disponen a compartir cuando usted se los pide, sino cuando ellos quieren. Algunos adolescentes prefieren hablar cuando llegan a casa de la escuela. Otros prefieren hablar en sobremesa, o antes de irse a la cama. Algunos padres hablan con sus hijos en el carro, de preferencia cuando el radio casetes o discos están apagados. "Yo llevo a mi hija al centro comercial—no al que nos queda cerca, pero al más 'buena onda' que queda a una hora y media de distancia," dice una maestra de secundaria que también es madre. Las mejores conversaciones suelen resultar de actividades compartidas. "Los padres tratan de tomar ventaja de algunos momentos raros y esperan tener una comunicación profunda con el hijo," observa Sherry Tipps, una maestra de Arkansas. "Luego se frustran cuando no lo logran."

- Hablen sobre sus diferencias. La comunicación se desvanece para algunos padres porque se les hace difícil manejar las diferencias con sus hijos. Es más fácil limitar el efecto de estas diferencias cuando usted pone en claro sus expectativas. Si su hija de 13 años de edad sabe que debe estar en casa antes de las 9:30 p.m.—y conoce bien las consecuencias de llegar tarde—la probabilidad de que llegará a casa a tiempo aumenta.


La comunicación se desvanece para algunos padres porque se les hace difícil manejar las diferencias con sus hijos.

Las diferencias de opinión son más fáciles de manejar cuando reconocemos que estas diferencias nos pueden proveer oportunidades importantes para evaluar los límites impuestos y negociarlos de nuevo, una destreza muy valiosa para su hijo. Por ejemplo, cuando su hija cumpla los 14 años, quizás sea bueno darle la oportunidad de llegar más tarde en algunas ocasiones especiales. Estas negociaciones son posibles dado el desarrollo de las destrezas cognoscitivas de su hija y su capacidad de razonar y considerar muchas posibilidades y perspectivas. Puesto que ella puede considerar que su hora de llegada debe ser más tarde en los fines de semana que entre semana, si usted insiste que "eso no importa" sólo creará más conflicto.

Cuando las diferencias surgen, compartir sus preocupaciones con su hijo firmemente pero con calma previene que las diferencias se conviertan en plena guerra. Es más útil explicar el porqué de la mala decisión que su hijo ha tomado o quiere tomar: "Si te sales de la clase de álgebra te limitarás muchas oportunidades en el futuro. Muchas universidades no te aceptarán si no tienes dos años de álgebra, además de geometría y trigonometría. Más bien, vamos a buscarte ayuda con el álgebra".

- Evite reaccionar de forma exagerada. Si usted reacciona muy fuerte es probable que lo que sigue son gritos y acusaciones que acaban con la conversación. "Trate de mantener fuera de la conversación su ansiedad y sus emociones—entonces los jóvenes se disponen a la conversación," aconseja la maestra de octavo grado Anne Jolly de Alabama. En vez de reaccionar con coraje, dice ella, "Es mejor preguntar, '¿Qué piensas sobre lo que hiciste? Vamos a hablar sobre esto'".

El maestro de secundaria Charles Summers agrega, "Los jovencitos son más aptos a compartir con alguien que ellos saben no va a divulgar sus secretos o molestarse demasiado si ellos le confiesan algo. Si su hijo le dice, 'Tengo algo que decirte. El viernes probé una cerveza,' y usted pierde los estribos, lo más seguro es que no le vuelve a contarle nada".

Durante esta etapa en la cual se juzgan a sí mismos muy duramente, los adolescentes son muy vulnerables cuando se abren con sus padres. Sabemos que la mejor manera de alentar un cierto comportamiento es recompensándolo. Si usted ofrece crítica cuando su hijo habla con usted, lo que él ve es que su franqueza le trae un castigo en vez de una recompensa.

- Hable sobre las cosas que son importantes para su adolescente. Cada jovencito prefiere hablar sobre distintas cosas. Algunas de las cosas sobre las que quieren hablar quizás no le parezcan importantes, pero, como explica la consejera escolar Carol Bleifield, "Con los jovencitos, a veces es toda una cultura distinta. Usted tiene que comprender esto, debe intentar ponerse en su lugar y en su época". Pero también advierte que no hay que fingir interés por algo que le aburre. Al hacer preguntas y escuchar, usted le demuestra a su hijo que respeta sus sentimientos y opiniones. Estos son algunos de los temas que les interesan en esta edad:

. La escuela. Si usted le pregunta, "¿Qué hiciste en la escuela hoy?" la respuesta más probable será, "Nada." Obviamente, usted sabe que no es cierto. Al examinar el libro de tareas o leer las notas que el niño trae a casa, usted se dará cuenta que el martes, su niño de 10 años comenzará a estudiar los animales de Sudamérica en peligrode extinción, o que el juego de fútbol está programado para el viernes de noche. Con ésta información a la mano, usted puede hacerle preguntas a su hijo sobre clases o actividades específicas, lo cual resultará en un mejor inicio a la conversación.

. Aficiones e intereses personales. Si su hijo ama los deportes, hablen sobre su equipo favorito o vean la Serie Mundial o las Olimpíadas juntos. La mayoría de los adolescentes se interesan en la música. Barbara Braithwaite, una maestra de secundaria de Pensilvania, señala que "La música es la huella que deja cada generación. La música define a cada categoría de edad. Los padres, como mínimo, deben saberse los nombres de los cantantes más populares." Sin embargo, es muy importante que usted se comunique claramente con su hijo si usted piensa que la música que escucha es inapropiada—y explíquele por qué. Si usted guarda silencio, él puede interpretar que usted aprueba.


"La música es la huella que deja cada generación. La música define a cada categoría de edad. Los padres, como mínimo, deben saberse los nombres de los cantantes más populares."



. Emociones. Como señalamos anteriormente, los adolescentes se preocupan bastante por varias razones. Se preocupan por: sus amigos, su popularidad, su sexualidad, estar en sobrepeso o flacos, el examen de matematica, sus notas, entrar a la universidad, ser abandonados y el futuro del mundo. Y la lista no se acaba. A veces es difícil discernir si un problema es algo de importancia para su hijo. La consejera escolar Carol Bleifield dice que cuando no está segura, ella pregunta, "¿Es este un problema pequeño, mediano o grande? ¿Qué tan importante es para ti? ¿Qué tan a menudo te preocupa?" Al descifrar la magnitud y la importancia del problema usted puede decidir mejor cómo enfrentarlo.

. Familia. A los adolescentes les gusta hablar sobre y participar en los planes para toda la familia, como las vacaciones, al igual que las cosas que les afectan individualmente, como las horas para llegar a casa y la cantidad de sus salarios. Si usted necesita una operación en la espalda, su hijo querrá saberlo de antemano. Quizás quiera aprender un poco más sobre la operación. Al formar parte de este tipo de conversaciones familiares, su hijo se sentirá más seguro de su pertenencia en la familia.

. Temas delicados. Las familias deben abordar temas sensibles de manera que encaje bien con sus valores familiares. Recuerde que evadir estos temas no va a eliminar su existencia. Si usted evita hablar con su hijo sobre temas difíciles, lo más probable es que él buscará esta información en los medios o con sus amigos. Esto aumenta la probabilidad de que lo que escuche no esté de acuerdo con sus valores o que la información sea errónea—o las dos cosas. Sharon Sikora, maestra de secundaria de Colorado, explica que los alumnos de secundaria comparten mucha información incorrecta sobre temas que son muy importantes. Dicen que saben acerca de algunos temas delicados pero verdaderamente no saben mucho. Enfrentar un tema sensible directamente a veces no funciona, señala la Srta. Sikora. "Uno no puede sentarlos y decir, 'Hoy vamos a hablar sobre el uso de la marihuana.' Esa es la forma más directa de acabar con una conversación sin siquiera comenzarla."

. Las vidas de los padres, esperanzas y sueños. Muchos adolescentes quieren tener una ventanita al mundo de sus padres, el mundo pasado y el presente. ¿Cuántos años tenías cuando te perforaste las orejas? ¿Tuviste alguna vez un maestro que te volvía loco? ¿Recibías un salario cuando tenías 11 años? ¿Cuánto te daban los abuelitos? ¿Te sentiste triste cuando murió Abuelito? ¿Cómo es tu jefe en el trabajo? Esto no significa que usted debe sentirse obligado a compartir todas sus penas con su hijo. Recuerde que usted es su padre, no su igual, y a veces es mejor no responder a una pregunta indiscreta. Sin embargo, recordar detalles de su niñez y su vida actual le puede ayudar a su hijo a comenzar a dar definición a su propia vida.

. El futuro. A medida que las capacidades cognoscitivas de los adolescentes se van desarrollando, ellos comienzan a pensar cada día más en el futuro y sus posibilidades. Su hijo quizás quiera hablar más sobre lo que puede anticipar que la vida le ofrezca en los próximos años—cómo será la vida después de la secundaria, el trabajo, el matrimonio. Quizás pregunte, "¿Cómo es vivir en un dormitorio universitario?" "¿Cuántos años hay que tener para poder casarse?" "¿Qué probabilidades hay de que el mundo explote algún día?" "¿Habrá suficiente gasolina en el mundo para que yo pueda tener un carro cuando sea más grande?" Estas preguntas merecen su mejor respuesta. (Y cuando no pueda responder con certeza, estas preguntas merecen un "No sé" honesto)

. Cultura, acontecimientos. Vivimos en un mundo saturado por los medios de comunicación. Hasta los niños más pequeños se exponen constantemente a programas de televisión, música, cine, juegos electrónicos y otros medios. No olviden que los medios que su hijo escoge le pueden abrir una ventana a su mundo. Por ejemplo, si ustedes han visto la misma película (juntos o por su cuenta), usted le puede preguntar cómo le gustó y cuales fueron sus partes favoritas.



No importa cuánto lo provoque, siempre es mejor responder con calma.

. Comuníquese con amabilidad y respeto. Los adolescentes a veces dicen o hacen cosas vergonzosas o mal intencionadas, a veces las dos cosas. No importa cuánto lo provoque, siempre es mejor responder con calma. El respeto y el auto-control que usted demuestre al hablar con su hijo algún día rendirá fruto en sus relaciones y conversaciones con otras personas.

La manera en que se dicen las cosas es casi tan importante como lo que usted dice. "Deja de picarte la cara" puede hacer llorar a un adolescente. "Tu cuarto parece una pocilga," no es tan práctico como decir, "Necesitas darte el tiempo para recoger un poco tu cuarto. Se te hará más fácil si dedicas 5 minutos ahora recogiendo la ropa del piso—poniendo la sucia en el cesto y colgando la limpia. Después del almuerzo puedes reorganizar tu librero por otros 5 minutos." Los jovencitos prestan mucha atención al tono de voz que usted utiliza con ellos. Un niño de 10 años de edad fácilmente discierne entre una voz calmada y una voz llena de coraje.

La amabilidad va mano a mano con el respeto. Como lo explica Joan Lipsitz, una experta nacional sobre la educación de los alumnos de secundaria y madre de dos hijos adultos, "Cuando yo era una madre activa y maestra, yo seguía una regla que se desarrolló de mi experiencia en el aula: 'Si nunca soy intencionalmente cruel contigo, tu no serás intencionalmente cruel conmigo.' Esa regla resultó ser la regla más poderosa que jamás fijé, ya sea dentro del salón de clase—donde cambió la cultura—o en casa."

Comunicarse con respeto también requiere evitar ser condescendientes con los jóvenes. Ellos están adquiriendo mayor conciencia social y conocimiento del mundo y sus acontecimientos, y aprecian la conversación atenta. Jerri Foley, una consejera escolar de Carolina del Sur, relata una historia sobre un viaje de estudios que realizó con un grupo de jovencitas mientras en el estado se debatía si era apropiado seguir ondulando la bandera confederada desde el capitolio estatal. "Íbamos sobre la carretera cuando comenzó una gran discusión sobre el tema," recuerda ella. "Nuestra conversación llegó a tal intensidad que se nos pasó la salida a casa."

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