Thursday, February 23, 2006

 

La comunicación


¿Cómo me puedo comunicar mejor con mi hijo?

Los adolescentes no se destacan por sus destrezas comunicativas, especialmente con sus padres y otros adultos que los quieren. Emily Hutchison, una maestra de secundaria de Texas, dice que los jovencitos en los primeros años de la adolescencia "frecuentemente sienten que pueden comunicarse mucho mejor con quien sea, con tal que no sean sus padres—aunque sean padres maravillosos". "Tienden a ser muy reservados," explica Patricia Lemons, una maestra de secundaria de Nuevo México. " No necesariamente quieren contarles lo que hicieron en la escuela hoy."

Varios sicólogos han descubierto que cuando los padres saben dónde están sus hijos y qué están haciendo (y cuando el adolescente sabe que el padre sabe, lo que los sicólogos llaman vigilancia), los adolescentes corren menos riesgo de tener malas experiencias, incluyendo drogas, uso de alcohol y tabaco; actividad sexual y embarazo ; delincuencia y violencia. La clave, según los sicólogos, está en ser curioso pero no interferir, en esforzarse por respetar la privacidad de su hijo al establecer confianza y acercamiento emocional.


A veces entre menos consejos ofrezca, más se los va a pedir su adolescente.

Es más fácil comunicarse bien con un adolescente cuando estos hábitos se han establecido desde la niñez. Según lo explica la consejera escolar Carol Bleifield, "Uno no sale repentinamente y pregunta a su hijo de séptimo grado, '¿qué hiciste con tus amigos el viernes por la noche?' " Pero no es imposible mejorar la comunicación cuando su hijo llega a la adolescencia. Aquí les damos algunos consejos:

- Reconozca que no existe una receta exacta para la buena comunicación. Lo que funciona bien para lograr que un hijo hable sobre lo que le es importante, no siempre funciona con otro. Una maestra de secundaria y madre de dos dice que su hija es muy abierta y conversadora; su hijo es más callado. Pero ya que su hijo disfruta de la música, le gusta escribir y leer, su madre lo acompaña frecuentemente a la librería local. Es allí, en un lugar cómodo para él, que el hijo comparte con ella historias y personajes como un enlace con los que él está pensando y sintiendo. Al escuchar música con él y revisar sus trabajos literarios cuando él se lo permite, esta madre fomenta las condiciones que alientan al hijo a compartir con ella.

- Escuche. "Usted tiene que invertir bastante tiempo sin hablar," sugiere Diane Crim, una maestra de secundaria de Utah. El escuchar bien significa evitar interrumpir y poner atención. Esto se logra mejor en un lugar callado, sin distracciones. Es difícil escuchar cuidadosamente si también está cocinando o viendo la televisión. Frecuentemente el simple hecho de hablar con su hijo sobre un problema o un asunto ayuda a esclarecer las cosas. A veces entre menos consejos ofrezca, más se los va a pedir su adolescente. El escuchar puede ser el mejor método para descubrir un problema serio que requiere de atención inmediata.

- Crea oportunidades para hablar. Para poder comunicarse bien con su hijo usted tiene que estar disponible. Los adolescentes resisten las pláticas "programadas"; ellos no se disponen a compartir cuando usted se los pide, sino cuando ellos quieren. Algunos adolescentes prefieren hablar cuando llegan a casa de la escuela. Otros prefieren hablar en sobremesa, o antes de irse a la cama. Algunos padres hablan con sus hijos en el carro, de preferencia cuando el radio casetes o discos están apagados. "Yo llevo a mi hija al centro comercial—no al que nos queda cerca, pero al más 'buena onda' que queda a una hora y media de distancia," dice una maestra de secundaria que también es madre. Las mejores conversaciones suelen resultar de actividades compartidas. "Los padres tratan de tomar ventaja de algunos momentos raros y esperan tener una comunicación profunda con el hijo," observa Sherry Tipps, una maestra de Arkansas. "Luego se frustran cuando no lo logran."

- Hablen sobre sus diferencias. La comunicación se desvanece para algunos padres porque se les hace difícil manejar las diferencias con sus hijos. Es más fácil limitar el efecto de estas diferencias cuando usted pone en claro sus expectativas. Si su hija de 13 años de edad sabe que debe estar en casa antes de las 9:30 p.m.—y conoce bien las consecuencias de llegar tarde—la probabilidad de que llegará a casa a tiempo aumenta.


La comunicación se desvanece para algunos padres porque se les hace difícil manejar las diferencias con sus hijos.

Las diferencias de opinión son más fáciles de manejar cuando reconocemos que estas diferencias nos pueden proveer oportunidades importantes para evaluar los límites impuestos y negociarlos de nuevo, una destreza muy valiosa para su hijo. Por ejemplo, cuando su hija cumpla los 14 años, quizás sea bueno darle la oportunidad de llegar más tarde en algunas ocasiones especiales. Estas negociaciones son posibles dado el desarrollo de las destrezas cognoscitivas de su hija y su capacidad de razonar y considerar muchas posibilidades y perspectivas. Puesto que ella puede considerar que su hora de llegada debe ser más tarde en los fines de semana que entre semana, si usted insiste que "eso no importa" sólo creará más conflicto.

Cuando las diferencias surgen, compartir sus preocupaciones con su hijo firmemente pero con calma previene que las diferencias se conviertan en plena guerra. Es más útil explicar el porqué de la mala decisión que su hijo ha tomado o quiere tomar: "Si te sales de la clase de álgebra te limitarás muchas oportunidades en el futuro. Muchas universidades no te aceptarán si no tienes dos años de álgebra, además de geometría y trigonometría. Más bien, vamos a buscarte ayuda con el álgebra".

- Evite reaccionar de forma exagerada. Si usted reacciona muy fuerte es probable que lo que sigue son gritos y acusaciones que acaban con la conversación. "Trate de mantener fuera de la conversación su ansiedad y sus emociones—entonces los jóvenes se disponen a la conversación," aconseja la maestra de octavo grado Anne Jolly de Alabama. En vez de reaccionar con coraje, dice ella, "Es mejor preguntar, '¿Qué piensas sobre lo que hiciste? Vamos a hablar sobre esto'".

El maestro de secundaria Charles Summers agrega, "Los jovencitos son más aptos a compartir con alguien que ellos saben no va a divulgar sus secretos o molestarse demasiado si ellos le confiesan algo. Si su hijo le dice, 'Tengo algo que decirte. El viernes probé una cerveza,' y usted pierde los estribos, lo más seguro es que no le vuelve a contarle nada".

Durante esta etapa en la cual se juzgan a sí mismos muy duramente, los adolescentes son muy vulnerables cuando se abren con sus padres. Sabemos que la mejor manera de alentar un cierto comportamiento es recompensándolo. Si usted ofrece crítica cuando su hijo habla con usted, lo que él ve es que su franqueza le trae un castigo en vez de una recompensa.

- Hable sobre las cosas que son importantes para su adolescente. Cada jovencito prefiere hablar sobre distintas cosas. Algunas de las cosas sobre las que quieren hablar quizás no le parezcan importantes, pero, como explica la consejera escolar Carol Bleifield, "Con los jovencitos, a veces es toda una cultura distinta. Usted tiene que comprender esto, debe intentar ponerse en su lugar y en su época". Pero también advierte que no hay que fingir interés por algo que le aburre. Al hacer preguntas y escuchar, usted le demuestra a su hijo que respeta sus sentimientos y opiniones. Estos son algunos de los temas que les interesan en esta edad:

. La escuela. Si usted le pregunta, "¿Qué hiciste en la escuela hoy?" la respuesta más probable será, "Nada." Obviamente, usted sabe que no es cierto. Al examinar el libro de tareas o leer las notas que el niño trae a casa, usted se dará cuenta que el martes, su niño de 10 años comenzará a estudiar los animales de Sudamérica en peligrode extinción, o que el juego de fútbol está programado para el viernes de noche. Con ésta información a la mano, usted puede hacerle preguntas a su hijo sobre clases o actividades específicas, lo cual resultará en un mejor inicio a la conversación.

. Aficiones e intereses personales. Si su hijo ama los deportes, hablen sobre su equipo favorito o vean la Serie Mundial o las Olimpíadas juntos. La mayoría de los adolescentes se interesan en la música. Barbara Braithwaite, una maestra de secundaria de Pensilvania, señala que "La música es la huella que deja cada generación. La música define a cada categoría de edad. Los padres, como mínimo, deben saberse los nombres de los cantantes más populares." Sin embargo, es muy importante que usted se comunique claramente con su hijo si usted piensa que la música que escucha es inapropiada—y explíquele por qué. Si usted guarda silencio, él puede interpretar que usted aprueba.


"La música es la huella que deja cada generación. La música define a cada categoría de edad. Los padres, como mínimo, deben saberse los nombres de los cantantes más populares."



. Emociones. Como señalamos anteriormente, los adolescentes se preocupan bastante por varias razones. Se preocupan por: sus amigos, su popularidad, su sexualidad, estar en sobrepeso o flacos, el examen de matematica, sus notas, entrar a la universidad, ser abandonados y el futuro del mundo. Y la lista no se acaba. A veces es difícil discernir si un problema es algo de importancia para su hijo. La consejera escolar Carol Bleifield dice que cuando no está segura, ella pregunta, "¿Es este un problema pequeño, mediano o grande? ¿Qué tan importante es para ti? ¿Qué tan a menudo te preocupa?" Al descifrar la magnitud y la importancia del problema usted puede decidir mejor cómo enfrentarlo.

. Familia. A los adolescentes les gusta hablar sobre y participar en los planes para toda la familia, como las vacaciones, al igual que las cosas que les afectan individualmente, como las horas para llegar a casa y la cantidad de sus salarios. Si usted necesita una operación en la espalda, su hijo querrá saberlo de antemano. Quizás quiera aprender un poco más sobre la operación. Al formar parte de este tipo de conversaciones familiares, su hijo se sentirá más seguro de su pertenencia en la familia.

. Temas delicados. Las familias deben abordar temas sensibles de manera que encaje bien con sus valores familiares. Recuerde que evadir estos temas no va a eliminar su existencia. Si usted evita hablar con su hijo sobre temas difíciles, lo más probable es que él buscará esta información en los medios o con sus amigos. Esto aumenta la probabilidad de que lo que escuche no esté de acuerdo con sus valores o que la información sea errónea—o las dos cosas. Sharon Sikora, maestra de secundaria de Colorado, explica que los alumnos de secundaria comparten mucha información incorrecta sobre temas que son muy importantes. Dicen que saben acerca de algunos temas delicados pero verdaderamente no saben mucho. Enfrentar un tema sensible directamente a veces no funciona, señala la Srta. Sikora. "Uno no puede sentarlos y decir, 'Hoy vamos a hablar sobre el uso de la marihuana.' Esa es la forma más directa de acabar con una conversación sin siquiera comenzarla."

. Las vidas de los padres, esperanzas y sueños. Muchos adolescentes quieren tener una ventanita al mundo de sus padres, el mundo pasado y el presente. ¿Cuántos años tenías cuando te perforaste las orejas? ¿Tuviste alguna vez un maestro que te volvía loco? ¿Recibías un salario cuando tenías 11 años? ¿Cuánto te daban los abuelitos? ¿Te sentiste triste cuando murió Abuelito? ¿Cómo es tu jefe en el trabajo? Esto no significa que usted debe sentirse obligado a compartir todas sus penas con su hijo. Recuerde que usted es su padre, no su igual, y a veces es mejor no responder a una pregunta indiscreta. Sin embargo, recordar detalles de su niñez y su vida actual le puede ayudar a su hijo a comenzar a dar definición a su propia vida.

. El futuro. A medida que las capacidades cognoscitivas de los adolescentes se van desarrollando, ellos comienzan a pensar cada día más en el futuro y sus posibilidades. Su hijo quizás quiera hablar más sobre lo que puede anticipar que la vida le ofrezca en los próximos años—cómo será la vida después de la secundaria, el trabajo, el matrimonio. Quizás pregunte, "¿Cómo es vivir en un dormitorio universitario?" "¿Cuántos años hay que tener para poder casarse?" "¿Qué probabilidades hay de que el mundo explote algún día?" "¿Habrá suficiente gasolina en el mundo para que yo pueda tener un carro cuando sea más grande?" Estas preguntas merecen su mejor respuesta. (Y cuando no pueda responder con certeza, estas preguntas merecen un "No sé" honesto)

. Cultura, acontecimientos. Vivimos en un mundo saturado por los medios de comunicación. Hasta los niños más pequeños se exponen constantemente a programas de televisión, música, cine, juegos electrónicos y otros medios. No olviden que los medios que su hijo escoge le pueden abrir una ventana a su mundo. Por ejemplo, si ustedes han visto la misma película (juntos o por su cuenta), usted le puede preguntar cómo le gustó y cuales fueron sus partes favoritas.



No importa cuánto lo provoque, siempre es mejor responder con calma.

. Comuníquese con amabilidad y respeto. Los adolescentes a veces dicen o hacen cosas vergonzosas o mal intencionadas, a veces las dos cosas. No importa cuánto lo provoque, siempre es mejor responder con calma. El respeto y el auto-control que usted demuestre al hablar con su hijo algún día rendirá fruto en sus relaciones y conversaciones con otras personas.

La manera en que se dicen las cosas es casi tan importante como lo que usted dice. "Deja de picarte la cara" puede hacer llorar a un adolescente. "Tu cuarto parece una pocilga," no es tan práctico como decir, "Necesitas darte el tiempo para recoger un poco tu cuarto. Se te hará más fácil si dedicas 5 minutos ahora recogiendo la ropa del piso—poniendo la sucia en el cesto y colgando la limpia. Después del almuerzo puedes reorganizar tu librero por otros 5 minutos." Los jovencitos prestan mucha atención al tono de voz que usted utiliza con ellos. Un niño de 10 años de edad fácilmente discierne entre una voz calmada y una voz llena de coraje.

La amabilidad va mano a mano con el respeto. Como lo explica Joan Lipsitz, una experta nacional sobre la educación de los alumnos de secundaria y madre de dos hijos adultos, "Cuando yo era una madre activa y maestra, yo seguía una regla que se desarrolló de mi experiencia en el aula: 'Si nunca soy intencionalmente cruel contigo, tu no serás intencionalmente cruel conmigo.' Esa regla resultó ser la regla más poderosa que jamás fijé, ya sea dentro del salón de clase—donde cambió la cultura—o en casa."

Comunicarse con respeto también requiere evitar ser condescendientes con los jóvenes. Ellos están adquiriendo mayor conciencia social y conocimiento del mundo y sus acontecimientos, y aprecian la conversación atenta. Jerri Foley, una consejera escolar de Carolina del Sur, relata una historia sobre un viaje de estudios que realizó con un grupo de jovencitas mientras en el estado se debatía si era apropiado seguir ondulando la bandera confederada desde el capitolio estatal. "Íbamos sobre la carretera cuando comenzó una gran discusión sobre el tema," recuerda ella. "Nuestra conversación llegó a tal intensidad que se nos pasó la salida a casa."

Tuesday, February 14, 2006

 

Cómo ser un padre eficaz

¿Qué puedo hacer para ser un buen padre con mi adolescente?

Los padres frecuentemente se involucran menos en las vidas de sus hijos cuando entran a la secundaria. Pero un adolescente necesita la misma cantidad de atención y amor de usted que cuando era más pequeño—y quizás un poco más. Una buena relación con usted y otros adultos es la mejor defensa para su niño a medida que va creciendo y explorando más. Para cuando llegue a la adolescencia, usted ya habrá tenido años de experiencia con él; el padre del bebé de hoy será el padre del adolescente de mañana.

Su relación con su hijo puede cambiar—de hecho, es casi seguro que debe cambiar—a medida que desarrolla las destrezas necesarias para tener éxito como adulto. Estos cambios pueden ser agradables y beneficiosos. A medida que su alumno de secundaria se desarrolla mental y emocionalmente, sus conversaciones serán más ricas y sustanciosas. A medida que sus intereses se desarrollan y profundizan, su adolescente le enseñará a usted—cómo lanzar una pelota de béisbol, qué está sucediendo en el cabildo de la ciudad, o la junta del condado, o los méritos de un nuevo libro.

El pueblo de España posee una gran variedad de actitudes, opiniones y valores. Los estpañoles tienen distintas ideas y prioridades, las cuales afectan la manera en que criamos a nuestros hijos. A pesar de estas diferencias, las investigaciones científicas han demostrado que los padres eficaces poseen las siguientes cualidades en común:


- Demuestran amor. Cuando los niños se portan mal, nos hacen enojar. Nosotros también nos sentimos mal porque estamos enojados o molestos. Pero estos sentimientos no quieren decir que no queremos a nuestros niños. Los adolescentes necesitan adultos con quienes puedan contar—personas que formen un enlace con ellos, se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar. Así aprenden a cuidar y amar a otras personas. Según la consejera escolar Carol Bleifield, "Los padres pueden amar a sus hijos sin necesariamente amar lo que hacen—y los niños deben confiar que esto es cierto".

- Dan apoyo. Los adolescentes necesitan apoyo mientras batallan con problemas que quizás los padres y las familias no piensen que son tan importantes. Necesitan elogio cuando han dado su mejor esfuerzo. Necesitan aliento para desarrollar sus intereses y sus características personales.


Los adolescentes necesitan adultos con quienes puedan contar—personas que formen un enlace con ellos, se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar.

- Fijan límites. Los adolescentes necesitan padres u otros adultos que les den estructura y supervisión de manera consistente, firme y adecuada para su edad y etapa de desarrollo. Los límites ayudan a mantener emocionalmente seguros a todos los niños y adolescentes. Carole Kennedy es una ex directora de secundaria, una directora-en-residencia del Departamento de Educación de los Estados Unidos (2000) y presidenta de la Asociación Nacional de Directores de Nivel Primario. Ella lo expresa de la siguiente manera, "Ellos necesitan que los padres les digan, "No, no puedes ir al centro comercial todo el día o al cine con ese grupo de muchachos". La sicóloga Diana Baumrind identifica tres tipos de padres: autoritario, indulgente y con autoridad experta. Al analizar los resultados de más de 20 años de investigación, ella y sus colegas descubrieron que para ser padres eficaces, lo mejor es evitar los extremos. Los padres autoritarios que imponen reglas rígidas y esperan que los hijos siempre obedezcan o los padres indulgentes que tienen pocas reglas y les dan demasiada libertad a sus hijos, son los padres que probablemente tendrán más dificultades con sus hijos. Los niños corren mucho riesgo de sufrir consecuencias negativas emocionales y en su comportamiento. Sin embargo, los padres con autoridad experta, quienes fijan límites claros y con buenas explicaciones, tienden a tener menos dificultades con sus adolescentes. "Hazlo porque yo digo" quizás no les rindió muy buenos resultados con su niño cuando tenía 6 años, y ahora que es un adolescente, les rendirá todavía menos. (Para mayor información sobre cómo fijar límites, vea la sección titulada La independencia.)

- Dan buenos ejemplos. Los adolescentes necesitan buenos ejemplos. Intente vivir con el comportamiento y los valores que usted espera que su hijo desarrolle. Sus acciones dicen mucho más que sus palabras. Si usted fija metas altas para sí mismo y trata a otras personas con amabilidad y respeto, es más probable que su niño seguirá su ejemplo. Mientras que los adolescentes exploran distintas posibilidades sobre quién quieren ser, ellos buscan ejemplos entre sus padres, sus compañeros, personalidades famosas y otras personas para definir quién serán.


Si usted fija metas altas para sí mismo y trata a otras personas con amabilidad y respeto, es más probable que su niño seguirá su ejemplo.

- Enseñan la responsabilidad. Nadie nace sabiendo cómo actuar responsablemente. Un sentido de responsabilidad se forma con tiempo. A medida que los niños crecen, ellos aprenden a hacerse cada vez más responsables por:
hacer sus deberes, como trabajar en el patio, limpiar sus cuartos, o ayudar a preparar la comida, deberes que contribuyen al bienestar familiar;
terminar su tarea sin que se les ruegue;
involucrarse en actividades comunitarias;
buscar formas de ayudar a otras personas; y
hacerse responsables por las buenas y las malas decisiones que toman.

- Proveen una variedad de experiencias. La adolescencia es una buena etapa para explorar nuevas áreas y hacer nuevas cosas. Su adolescente quizás intente nuevos deportes, o nuevos intereses académicos o lea nuevos libros. Quizás experimente con diferentes tipos de arte, o quiera aprender de distintas culturas o sobre carreras y tome parte en actividades comunitarias o religiosas. Según sus recursos, usted puede abrir puertas para su hijo. Usted puede presentarle nuevas personas y nuevos mundos. Al hacerlo quizás usted recobre intereses o talentos que ha ignorado por años, y puede poner un buen ejemplo para su hijo. No se desaliente cuando los intereses del joven cambien.

- Demuestran respeto. Es muy tentador calificar a todos los adolescentes como rebeldes y dificultosos. Pero estos jovencitos varían tanto entre sí como los niños en cualquier otro grupo. Su hijo necesita que se le trate con respeto, lo cual requiere que usted reconozca y aprecie sus diferencias y que lo trate como un individuo. El también requiere que usted le demuestre compasión al intentar ver las cosas desde su punto de vista y considerar sus necesidades y sentimientos. Al tratar a su adolescente con respeto, usted le ayuda a encontrar placer en el buen comportamiento.

No existen los padres perfectos. Pero tenga en mente que una mala decisión tomada durante un día difícil (o una semana o un mes) no tendrá un efecto negativo de larga duración en la vida de su hijo. Lo que más importa para ser un padre eficaz es lo que usted hace a la larga.

Thursday, February 09, 2006

 

Cambios - Cambios cognoscitivos

Cambios cognoscitivos

Los cambios cognoscitivos o mentales de la adolescencia temprana son menos fáciles de observar, pero pueden ser tan dramáticos como los cambios físicos y emocionales. Durante la adolescencia, la mayoría de los jovencitos avanzan dramáticamente en la forma en que piensan, razonan y aprenden. Los niños pequeños necesitan ver y tocar las cosas para convencerse que son reales. Pero durante los primeros años de la adolescencia, los niños mejoran su capacidad de pensar sobre ideas y cosas que no pueden ver ni tocar. Ellos pueden razonar mejor para resolver problemas y anticipar las consecuencias o considerar distintos puntos de vista o de acción. Por primera vez, ellos pueden reflexionar sobre lo que pudiera ser, en vez de lo que es. Un niño de 6 años de edad piensa que una persona que sonríe está feliz y que una persona que llora se siente triste. Un niño de 14 años pudiera razonar que una persona que se siente triste sonríe para esconder sus sentimientos verdaderos.

Los cambios cognoscitivos permiten que los adolescentes puedan aprender material más avanzado en la escuela. Se sienten más ansiosos por adquirir y aplicar conocimientos nuevos y por considerar una variedad de ideas y opciones. Estos cambios mentales también se aplican a su vida emocional. Por ejemplo, dentro de la familia, la capacidad de razonar puede cambiar la forma en que el adolescente habla y actúa frente a sus padres. Puede anticipar las reacciones de sus padres ante lo que expresa o hace y prepara una respuesta o una explicación de antemano.

Adicionalmente, estos cambios mentales causan que los adolescentes consideren quienes son y quiénes quieren llegar a ser. Este proceso se llama la formación de identidad y es una actividad mayor durante la adolescencia. La mayoría de los adolescentes exploran una variedad de identidades. Adoptan "fases" que a un padre le parece que cambian constantemente. De hecho, los adolescentes que no atraviesan este período de exploración están más expuestos a problemas sicológicos, especialmente la depresión, cuando lleguen a ser adultos.

Al igual que los adultos que con mayor experiencia y madurez cognoscitiva pueden batallar con sus diferentes roles o papeles, los adolescentes batallan para desarrollar un sentido de quien son. Comienzan a darse cuenta que juegan diferentes papeles con distintas personas: hijo o hija, amigo, compañero, alumno y trabajador, entre otros.

Comienzan a darse cuenta que juegan diferentes papeles con distintas personas: hijo o hija, amigo, compañero, alumno y trabajador, entre otros.

Los adolescentes podrán pensar más como los adultos, pero todavía carecen de la experiencia necesaria para actuar como adultos. Como resultado, su comportamiento puede no encajar con sus ideas. Por ejemplo, su hijo puede participar emocionadamente en una caminata para recaudar fondos para rescatar el medio ambiente—y al mismo tiempo tirar las latas de refresco en la calle mientras camina. O puede pasarse toda la noche en el teléfono o en la computadora, intercambiando mensajes con un amigo hablando sobre cómo les cae mal un compañero porque es muy chismoso.

Toma tiempo para que los adolescentes y sus padres se adapten a todos estos cambios. Pero los cambios también pueden ser muy emocionantes. Estos cambios le permiten al adolescente ver cómo llegará a ser en el futuro y hacer planes para lograr ser la persona que desea ser.

 

Cambios - Cambios emocionales

Cambios emocionales

La mayoría de los expertos creen que la idea de que los adolescentes son regidos por las "hormonas descontroladas" es una exageración. No obstante, esta es una edad llena de cambios rápidos en su estado emocional, el mal genio y una gran necesidad por la privacidad, así como la tendencia a ser temperamentales. Los niños pequeños no pueden pensar en el futuro demasiado, pero los adolescentes sí pueden y suelen hacerlo con frecuencia—lo que resulta en que se preocupen por el futuro. Algunos podrían preocuparse excesivamente de:

- su rendimiento en la escuela;
- su apariencia, su desarrollo físico y su popularidad;
- la posibilidad de que uno de sus padres fallezca;
- ser hostigados en la escuela;
- la violencia escolar;
- no tener amigos;
- las drogas y el alcohol;
- hambre y pobreza en el país;
- fracaso en obtener empleo;
- bombas nucleares o ataques terroristas en el país;
- el divorcio de sus padres; y
- la muerte.

Muchos adolescentes son un poco cohibidos. Y dado que los cambios físicos y emocionales son drásticos, también suelen ser muy sensibles sobre sí mismos. Quizás se preocupen por algunas cualidades personales o "defectos" que para ellos son algo muy importante, pero que para otros son inconsecuentes. (Ellos piensan: "No puedo ir a la fiesta esta noche porque todos se van a reír de la espinilla tamaño pelota que traigo en la frente." Realidad: La espinilla es pequeñita y la esconde el cabello.) Un adolescente también puede estar bastante absorto en sí mismo. Puede creer que él es la única persona en el mundo que siente como él, o que tiene las mismas experiencias, o que es tan especial que nadie más, especialmente su familia, lo puede comprender. Esta creencia puede contribuir a los sentimientos de soledad y aislamiento. Además, el enfoque en sí mismo puede afectar la manera en que el adolescente se relaciona con familiares y amigos. ("¡No puedo soportar que me vean salir al cine con mi mamá!")

Las emociones del adolescente a veces parecen exageradas. Sus acciones son inconsistentes. Es normal que los adolescentes cambien repentinamente de estado emocional, entre la felicidad y la tristeza, entre sentirse inteligentes o estúpidos. De hecho, algunas expertos consideran que la adolescencia es como una segunda niñez temprana. Como explica Carol Bleifield, una consejera escolar de nivel secundario en Wisconsin, "De momento quieren que se les trate y les cuide como a un niño pequeño. Pero cinco minutos más tarde quieren que los adultos se alejen de ellos, diciendo, 'Déjame hacerlo sólo'". Puede ser beneficioso si usted les ayuda a comprender que están atravesando una etapa con muchos y grandes cambios, cambios que no siempre parecen resultar en el progreso."

Además de los cambios emocionales que ellos sienten, los adolescentes exploran varias formas de expresar sus emociones. Por ejemplo, un joven que anteriormente saludaba a sus amigos y visitas con abrazos afectuosos, puede de repente cambiar a un adolescente que saluda con el más leve reconocimiento. Similarmente, los abrazos y besos que antes expresaban su amor por sus padres ahora se convierten en un alejamiento y una expresión de, "Ya déjame, mamá". Es importante recordar que estos son cambios a las formas en que ellos expresan sus sentimientos, y no cambios a los sentimientos en sí por sus amigos, sus padres y otros familiares.

Pero esté pendiente por señas de cambios emocionales excesivos o por períodos de tristeza de larga duración. Estas señales pueden indicar problemas emocionales severos. (Para mayor información, vea la sección titulada Problemas.)

 

Cambios - Cambios físicos


¿Cómo va a cambiar mi hijo entre los 10 y los 14 años de edad?

Todas las personas crecen y cambian a lo largo de su vida, pero durante los primeros años de la adolescencia, la rapidez de estos cambios es particularmente evidente. Consideramos que a los 10 años de edad todavía son niños; pero pensamos que al llegar a los 14 años, ellos son "casi adultos". Nos da gusto ver los cambios, pero también se nos hacen un poco difíciles de manejar. Cuando los niños son pequeños, es más fácil predecir cuándo va a llegar un cambio y que tan pronto se manifestará. Pero durante los primeros años de la adolescencia, la relación entre la edad verdadera de un niño [ *** ] y los índices de su desarrollo se atenúan. La forma exacta en que los jovencitos se desarrollan en estos años es influenciada por varios factores: por ejemplo, la genética, las familias, los amigos, los vecindarios, los valores y otras fuerzas sociales.

Cambios físicos

Al entrar en la pubertad, los adolescentes pasan por grandes cambios físicos, y no sólo en relación con su estatura y figura, pero también en otras formas, tales como el desarrollo del vello púbico y en las axilas, así como el olor que exude de sus cuerpos. En las jovencitas, los cambios incluyen el desarrollo de los senos y el comienzo de la menstruación; en los varones, los cambios incluyen el desarrollo de los testículos.

No todos los adolescentes comienzan la pubertad a la misma edad. En las jovencitas, estos cambios pueden llegar entre los 8 y los 13 años de edad; en los varones generalmente la pubertad comienza dos años más tarde. Este es la etapa durante la cual las características físicas varían más entre los compañeros de clase y entre los amigos—algunos pueden crecer tanto que, al terminar el año escolar, ya no caben en los pupitres que se les asignaron el septiembre anterior. Para otros, los cambios llegan más despacio.

Los primeros años de la adolescencia traen consigo nuevas preocupaciones sobre la auto-imagen y su apariencia física. Jóvenes de ambos géneros que anteriormente no se preocupaban por apariencia ahora invierten horas frente al espejo, preocupándose o quejándose—ya sea por ser demasiado altos, bajitos, gordos o flacos, o por sus luchas contra el acné. No todas las partes del cuerpo crecen a la misma vez ni con la misma rapidez. Las manos y los pies, por ejemplo, pueden crecer más rápido que los brazos y las piernas. Puesto que el movimiento del cuerpo requiere de la coordinación de sus partes—y estas partes van cambiando a su propio paso—los adolescentes pueden ser torpes en sus actividades físicas.

La rapidez del crecimiento físico y el desarrollo pueden influenciar otros aspectos de la vida del adolescente. Una niña de 11 años que ya ha llegado a la pubertad tendrá intereses distintos a los de una niña que no la alcanza hasta los 14. Los adolescentes que se desarrollan demasiado temprano o demasiado tarde tienen sus preocupaciones particulares. Los que se desarrollan muy tarde (especialmente los varones) pueden sentir que no pueden participar en los deportes y competir con los compañeros más desarrollados. Los que se desarrollan muy temprano (especialmente las niñas) pueden sentirse presionadas por entrar en situaciones adultas antes de estar preparadas emocional o mentalmente para enfrentarlas. Los efectos de la edad en la cual comienzan los cambios de la pubertad, combinados con las formas en que los amigos, los compañeros, las familias y la sociedad en general responden a estos cambios, pueden tener efectos a largo plazo sobre un adolescente. Sin embargo, a algunos adolescentes les agrada desarrollarse diferentemente de sus amigos. Por ejemplo, quizás disfrutan de ciertas ventajas, especialmente en los deportes, que el desarrollo temprano les ofrece sobre los compañeros que maduran más lentamente.

No importa cómo se desarrollen, muchos adolescentes tienen una perspectiva distorsionada sobre sí mismos y necesitan que se les asegure que las diferencias en la rapidez de su desarrollo son normales.

***Nota: En este blog usamos el género masculino y femenino intercambiablemente, usando en veces "niño" y a veces "niña." Nuestra intención es de simplificar el lenguaje. Queda entendido, sin embargo, que todas nuestras recomendaciones sobre la lectura se aplican de igual manera a las niñas y a los niños.

Tuesday, February 07, 2006

 

Algunos obstáculos, pero no montañas


Mencione que tiene hijos adolescentes y otros adultos le responderán con una mirada de "cuánto lo siento". Quizás ellos se imaginan cuartos donde la tarea perdida comparte espacio en el piso con bolsas de papitas vacías y ropa sucia.

Pero las preocupaciones de los padres suelen ser más serias que cuartos desordenados. Ellos se preocupan por los problemas que los jóvenes de hoy enfrentan a menudo: las emociones turbulentas, presiones de los amigos, poca motivación, las drogas, el alcohol y los embarazos.

Un paso muy importante para ayudar a su hijo—y a usted mismo—es aprender todo lo que pueda sobre el mundo en que viven los adolescentes, el mundo fascinante, confundido y maravilloso de los años entre los 10 y los 14 años de edad.

Entre los 10 y 14 años de edad, los niños cambian física, emocional y mentalmente. Todos estos cambios pueden desequilibrar las vidas de los adolescentes y sus padres. Pueden surgir problemas mayores, especialmente entre aquellos niños que por otras razones ya están a riesgo del fracaso escolar.

Por otro lado, si usted habla con los adultos que trabajan con adolescentes—maestros, consejeros escolares y directores—usted verá otro punto de vista. Es cierto que los adolescentes suelen ser frustrantes y desafiantes, y que pueden acabar con nuestra paciencia. Sin embargo, también es cierto que estos mismos jovencitos suelen ser graciosos, curiosos, dotados con una gran imaginación y ansiosos por aprender. Tal como lo confirman los estudios científicos, la mayoría de los adolescentes enfrentan algunos obstáculos, pero no montañas insuperables. Ellos (y sus padres) pueden entrar en terreno difícil, pero lo superan durante la adolescencia para llegar a ser personas adultas que desarrollan su carrera, entablan relaciones significativas y se convierten en buenos ciudadanos.

La jornada durante éstos años difíciles se facilita cuando los padres, las familias y los guardianes aprenden todo lo que pueden sobre ésta etapa en la vida de los niños y cuando les dan apoyo. Este blog ha sido diseñado con éste propósito en mente. Recauda información basada en los estudios científicos y en entrevistas con maestros, consejeros y directores escolares que se han destacado nacionalmente—y que también son o han sido padres de adolescentes. Este blog propone responder a las preguntas y preocupaciones que los padres de los adolescentes suelen compartir:

¿Cómo va a cambiar mi hijo entre los 10 y los 14 años de edad?
¿Qué puedo hacer para ser un buen padre con mi adolescente?
¿Cómo puedo mejorar la comunicación con mi hijo?
¿Cuánta libertad le debo dar?
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a tener mayor confianza en sí mismo?
¿Cómo le puedo ayudar a formar buenas amistades y resistir la presión negativa de otros?

La jornada durante éstos años difíciles se facilita cuando los padres, las familias y los guardianes aprenden todo lo que pueden sobre ésta etapa en la vida de los niños y cuando les dan apoyo.

¿Qué puedo hacer para que los medios no tenga una influencia negativa en mi hijo?
¿Cómo es la escuela para los adolescentes?
¿Cuál es la mejor manera de mantenerme activo en las actividades escolares de mi hijo?
¿Qué puedo hacer para que mi hijo tenga éxito en la lectura?
¿Cómo puedo motivar a mi hijo para que aprenda y se destaque dentro y fuera de la escuela?
¿Qué puedo hacer para que mi hijo desarrolle valores morales y sepa distinguir entre lo bueno y lo malo?
¿Cómo puedo saber—y qué debo hacer—si mi hijo tiene un problema serio?

Saturday, February 04, 2006

 

Prólogo -- Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia

Los primeros años de la adolescencia suelen ser una etapa desafiante tanto para los padres como para los hijos. Los padres a menudo se sienten mal preparados y pueden considerar los años entre los 10 y los 14 como una etapa que hay que "aguantar hasta que pase". Sin embargo, las últimas investigaciones científicas, al igual que el sentido común, nos indican que esta actitud es muy limitante. Durante los primeros años de la adolescencia, los padres y las familias pueden ejercer una gran influencia sobre el crecimiento y el desarrollo de sus niños. No les damos el crédito que merecen si esperamos demasiado poco de los jovencitos, y nos dejamos de dar crédito como padres si creemos que no tenemos mucha influencia sobre ellos.

Un aumento en el reconocimiento de que los adolescentes pueden lograr grandes cosas está detrás del esfuerzo nacional para mejorar la educación en las escuelas secundarias. La base de Que ningún niño se quede atrás, reside en la promesa de elevar las normas educativas para todos los niños y ayudar a todos los niños a alcanzarlas. Para promover esta meta, lo gobierno se ha comprometido a promover los mejores programas de enseñanza. Los maestros altamente capacitados y la instrucción basada en las últimas investigaciones científicas, pueden asegurar que las mejores estrategias educativas y los programas de más alta calidad alcancen a todos los niños para verdaderamente asegurar que ningún niño se quede atrás. Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia forma parte de los esfuerzos de este blog para ofrecer a los padres las investigaciones científicas y la información práctica más recientes para ayudarles a apoyar a sus niños en casa y en la escuela.

No es fácil ser padre de un adolescente. Muchas influencias externas los distraen y complican nuestros esfuerzos. El cansancio, la ansiedad, la falta de apoyo y los recursos limitados pueden complicar nuestras intenciones de ser todo lo que queremos ser para nuestros hijos. Pero no importa cuales sean nuestros obstáculos, todos compartimos una gran meta: Ser los mejores padres para nuestros hijos. Esperamos que ustedes sientan que éste blog les ha sido útil en sus esfuerzos por alcanzar esta meta.

 

Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia

Iremos a poner en marcha hoy la publicación de una adaptación para español de la obra publicada por el Departamento de Educación de los Estados Unidos, Cómo ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia.

Es en especial direccionado para los padres con niños entre las edades de 10 a 14 años y consiste en los siguientes capítulos:

Título

Prólogo

Algunos obstáculos, pero no montañas

Cambios

Cómo ser un padre eficaz

La comunicación

La independencia

La confianza en sí mismos

Las amistades

Los medios de comunicación

La secundaria

Participación de los padres

La lectura

La motivación

Los valores familiares

Problemas

Conclusión

Recursos

Reconocimientos

Consejos para ayudar a su hijo durante los primeros años de la adolescencia

Que ningún niño se quede atrás

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