Thursday, June 15, 2006

 

La secundaria

¿Cómo es la escuela para los adolescentes?

Lo más probable es que usted cursó la "secundaria." Probablemente su escuela agrupaba los grados del siete al nueve y se organizaba como una mini-secundaria. Usted cambiaba de clase a clase todo el día y tenía un maestro distinto para cada materia.

Durante los últimos 20 años, se han realizado muchos cambios en la manera que los adolescentes son educados. Y se siguen haciendo cambios a medida que aprendemos más sobre cómo se desarrollan y aprenden en esta edad. Hoy son pocos los jovencitos que asisten a una secundaria como la que describimos al principio de esta sección. La mayoría asiste a escuelas llamadas "middle schools" o escuelas intermedias. La mayoría de estas escuelas agrupan a los grados del 6to al 8vo, pero algunas tienen los grados del 5to al 8vo o del 5to al 7mo, o inclusive sólo del 7mo al 8vo. A medida que el movimiento pro escuelas intermedias se ha acelerado, muchas secundarias han cambiado su organización para educar alumnos no del 10 al 12, sino del grado 9 al grado 12.

Como padre usted se preguntará, "¿Qué ventajas tiene una estructura sobre otra para mi hijo?" La mayoría de los educadores creen (y los estudios científicos lo confirman) que la forma en que una escuela organice los grados no es tan importante como lo que sucede dentro de la escuela. Es decir, qué se enseña y cómo se enseña es más importante que las combinaciones de grados que la escuela escoja. Es más, el número de grados que abarque la escuela no dice mucho sobre la calidad educativa que allí se ofrece, ni indica si las prácticas de instrucción son las mejores para los adolescentes que pretende educar.

La mayoría de los adolescentes que ingresan a una escuela nueva descubren que existe un gran cambio. Han estado acostumbrados a ser los mayores en su escuela; ahora de nuevo se encuentran entre los menores. Muchos compañeros son nuevos, así como las rutinas diarias y el trabajo escolar. Y cuando combinamos estos cambios con los cambios estresantes que los adolescentes sufren a esta edad, no resultará sorprendente que esta etapa puede sobrecogerlos y tener un impacto negativo sobre su motivación y su autoestima.

Por estas razones muchas escuelas secundarias tienen programas para asistir en la transición. Por ejemplo, a veces invitan a los alumnos de primaria a visitar la escuela secundaria para que se vayan familiarizando con el edificio y cómo encontrar sus salones de clase. O a veces los administradores de las secundarias y las primarias se reúnen para dialogar sobre los programas que cada escuela ofrece. Los consejeros escolares quizás se reúnan para dialogar sobre cómo ayudar a los estudiantes a lograr una transición más fácil. Estas y otras actividades pueden ayudar a que la escuela sea más accesible.

Aunque existan fluctuaciones en sus niveles hormonales, los adolescentes de cualquier proveniencia y con una gran variedad de características todavía pueden absorber grandes cantidades de información. Y pueden sacar mucho provecho de un plan de estudios sustancioso. A medida que ellos desarrollan sus destrezas cognoscitivas, son capaces de completar proyectos cada vez más complicados y más largos y de explorar temas de mayor profundidad.

Los adolescentes generalmente se benefician al exponerse a una gran variedad de experiencias y programas—académicos, recreativos y vocacionales. Estas oportunidades sacan ventaja de la curiosidad natural de los jovencitos y pueden ser muy valiosas para abrirles nuevos mundos y nuevas posibilidades. Estos programas de exploración pueden ser muy divertidos. Por estas razones, algunas escuelas ofrecen oportunidades dentro y fuera de la escuela para que los alumnos participen en actividades deportivas, y en programas donde puedan aprender idiomas extranjeros, música, artes dramáticas, y el uso de la tecnología. Muchas escuelas alientan a los estudiantes a participar como voluntarios en programas de servicio a la comunidad. Los programas de exploración pueden ayudar a los adolescentes a encontrar sus intereses y ayudarles a imaginarse un futuro para sí mismos.
Los programas de exploración pueden ayudar a los adolescentes a encontrar sus intereses y ayudarles a imaginarse un futuro para sí mismos.

Todavía queda mucho que mejorar en las escuelas secundarias. Los resultados de los exámenes estandarizados sugieren que muchos jovencitos todavía carecen de las destrezas necesarias para tener éxito en la secundaria. En comparaciones internacionales nuestros alumnos no se están destacando tan bien como quisiéramos en materias como lectura y matemáticas.

Más educadores y legisladores están aprendiendo que los adolescentes pueden alcanzar niveles extremadamente altos. Este conocimiento está causando más cambios en la educación secundaria: cambios en lo que se enseña, cómo se enseña, cómo se preparan los maestros, y cómo evaluar lo que los estudiantes deben saber y pueden hacer.

Wednesday, May 03, 2006

 

Los medios de comunicación


¿Qué puedo hacer para que los medios no tengan una influencia negativa en mi hijo?

Es difícil comprender el mundo del adolescente sin considerar el gran impacto que los medios de comunicación hacen en su vida. Los medios compiten con las familias, los amigos, las escuelas y las comunidades en su capacidad para moldear los intereses, actitudes y valores de los adolescentes.

Los medios de comunicación masiva están presentes constantemente en sus vidas. La mayoría de los adolescentes ven televisión y películas, utilizan el Internet, intercambian correos electrónicos, escuchan discos y emisoras de radio que van dirigidas específicamente a ellos con música y anuncios comerciales, y leen artículos y anuncios en las revistas para adolescentes.

Primeramente hay que ver el lado bueno. Las nuevas tecnologías de la comunicación pueden ser muy divertidas y emocionantes. Utilizadas sabiamente, también pueden educar. Los buenos programas de televisión pueden informar, la buena música puede dar aliento, y las buenas películas pueden ampliar los intereses y abrir nuevos horizontes. Además hay muchos tipos de medios que se utilizan dentro del aula de clases—computadoras, televisión por cable, y video caseteras que ya son parte íntegra de la enseñanza. De hecho, en los últimos años se ha visto un afán por conectar a todos los salones de clase al Internet y por proveer un número mínimo de computadoras en cada aula para uso de los estudiantes. Como resultado los niños deben exponerse a los medios de comunicación, como mínimo para saber cómo utilizarlos.
Los niños americanos se pasan más horas con los medios de comunicación que con su trabajo escolar.

El problema reside en que los adolescentes frecuentemente no saben cómo o no pueden distinguir entre lo que es bueno en los medios y lo que es dañino. Algunos se pasan horas interminables frente al televisor o enchufados a sus audífonos, alimentándose pasivamente de todo lo que ven y oyen—violencia, sexo, maldiciones, estereotipos y personajes e historias totalmente fuera de la realidad. Sabemos por los estudios como el que dirigieron George Comstock y Erica Sherrar que el ver demasiada violencia en la televisión parece aumentar los comportamientos agresivos en los niños y que el exponerse frecuentemente a la violencia hace que ésta sea menos sorprendente y más fácil de aceptar.

Los alumnos que reportan que ven más televisión que sus compañeros generalmente sacan peores notas en la escuela y califican peor en los exámenes estandarizados. "En cualquier discusión que tengamos en el aula es muy obvio quienes ven más televisión que otros," explica la maestra Sherry Tipps. "A los alumnos con menos motivación en el salón de clase, mencióneles algún programa de televisión y de repente reaccionan."

A medida que los adolescentes maduran, las horas excesivas de televisión, los juegos electrónicos y el uso de la computadora resultan en una acumulación de consecuencias negativas. Los niños americanos se pasan más horas con los medios de comunicación que con su trabajo escolar. Los alumnos del séptimo grado, por ejemplo, se pasan un promedio de 135 minutos al día viendo televisión y sólo 57 minutos haciendo tarea.

Además de los efectos negativos académicos y sicológicos, también existen malos efectos físicos. Según estudios recientes del Médico General de los Estados Unidos, el número de adolescentes obesos en el país ha aumentado dramáticamente en las últimas dos décadas. Estar pasado de peso puede contribuir a varias enfermedades serias, tales como la diabetes.

Existen otras influencias negativas en los medios de comunicación. Por ejemplo, recientemente se ha visto un aumento en el número de anuncios en las revistas, incluyendo anuncios para productos nocivos como alcohol y tabaco, que están dirigidos específicamente a los adolescentes.

Su hijo aprovechará mucho su consejo para ayudarle a balancear las actividades relacionadas con los medios de comunicación, con otras actividades tales como leer, hablar con familiares y compartiendo con sus amigos. Aquí les ofrecemos algunos consejos sobre cómo ayudar a su hijo a escoger con buen criterio cómo va a utilizar los medios de comunicación:

- Limite el tiempo que su hijo ve televisión. Es imposible proteger a su hijo completamente de los medios. Si usted le prohíbe completamente la televisión, sólo va a ganar que le parezca más atractiva que nunca. Sin embargo algunos padres sí prohíben la televisión durante la semana, con algunas excepciones que han acordado de antemano.

Recuerde que es más fácil restringir las malas opciones si usted dice no antes de que su hijo traiga a casa CDs o juegos electrónicos ofensivos o insiste en ver programas de televisión excesivamente violentos. Hágale saber que usted tiene la intención de supervisar lo que escoge ver o escuchar.

- Supervise lo que su hijo ve y escucha. La ex directora Carole Kennedy aconseja, "No se fije solamente en el volumen de la música, preste atención a la letra también." Infórmese sobre los programas de televisión y las películas que le interesan a su hijo, los juegos electrónicos que quiere jugar y la música que quiere escuchar. Si usted está bien informado sobre los intereses de su hijo, usted podrá adentrarse a su mundo con mayor facilidad y podrá hablar con él con mayor conocimiento y poder. Pregúntele que grupos o cantantes le gusta escuchar. Lea sobre sus artistas favoritos en las revistas o escuche su música en la radio o en CD.

Usted también puede ver o escuchar con su hijo. Así podrá compartir un momento con él y aprenderá más sobre los programas, juegos y música que le gustan. Hable con él sobre lo que están viendo y escuchando.

- Sugiérale programas de televisión que usted quiere que vea. Aliente a su hijo a ver programas de televisión sobre una gran variedad de temas—la naturaleza, viajes, historia, ciencias, biografía y noticias, además de los programas creados sólo para entretener. Los programar noticiosos y de historia por ejemplo, pueden fomentar conversaciones sobre acontecimientos mundiales, la política nacional y local, los problemas sociales y asuntos sobre salud.

- Hable con su hijo sobre la diferencia entre los hechos y las opiniones. Los adolescentes deben aprender que no todo lo que ven y escuchan es necesariamente cierto. Infórmele que el programa de televisión o la película que han visto, la estación de radio o la música que le gusta escuchar, tanto como la revista que lee, poseen un punto de vista en particular. Hable con él sobre cómo los medios promueven ciertas ideas o creencias, las cuales probablemente no estén de acuerdo con sus valores familiares. Si su hijo quiere ver, escuchar, o leer algo que usted cree es impropio, hágale saber exactamente por qué usted está en desacuerdo.

- Hable con su hijo sobre los anuncios comerciales engañosos. Los adolescentes son muy susceptibles a los anuncios. Hable con sus hijos acerca del propósito de los anuncios—vender productos—y sobre cómo juzgar si los productos anunciados son apropiados para él. Por ejemplo, si su hija tiene cabello corto, rubio y rizado, pregúntele si de veras piensa que el shampoo de $15 dólares que quiere que le compren va a resultar en una cabellera larga, oscura y lisa, como la modelo en la revista.

- Considere la compra de un "V-chip" para su televisor o un filtro para su computadora. Un V-chip es un aparatito que se le pone al televisor para que filtre programas según su clasificación—X, R, o PG y bloquea el material pornográfico, excesivamente violento o de alguna manera impropia para los menores. También existen estos filtros para evitar que su hijo visite ciertos sitios Web en la computadora. La mayoría de estos filtros son gratuitos o no cuestan mucho.

- Hable con su hijo sobre los riesgos que toma al entrar en "salas de charla" electrónicas. Asegúrese que su hijo entiende bien lo peligroso que es "hablar" electrónicamente con una persona desconocida. Existe software que impide el uso de estas charlas cuando hay niños sin impedir que ellos usen la computadora para otros propósitos.

- Hable con otros padres. Si usted habla sobre las películas, los programas de televisión, los juegos electrónicos y CDs con los padres de los amigos de su hijo, usted tendrá mayor autoridad para decir que no cuando él quiera ver o escuchar algo inadecuado. Usted puede descubrir muy rápidamente que no todos los alumnos del séptimo grado tienen permiso de ver la última película clasificada "R" que incluye escenas de sangre y extrema violencia.

- Ofrezca alternativas al entretenimiento con los medios. Según el maestro Bill Gangl, "Si usted les da suficientes actividades con que entretenerse, la televisión desaparece". Dada la oportunidad, muchos niños prefieren hacer que sólo ver. Un día en el campo de golfito o visitando a un amigo puede ser más interesante que otra noche más frente al televisor.

- Dé un buen ejemplo. Si un adolescente ve a sus padres paralizados frente al televisor o revisando su correo electrónico mientras se apresura a cenar, definitivamente va a captar un mensaje claro. Los padres que apagan el televisor o la computadora y participan mejor en la buena conversación, los deportes, juegos u otras actividades están demostrando con su ejemplo otras opciones de entretenimiento. Un adolescente contemporáneo quizás se pregunte "¿qué se hacía antes de que hubiera televisión (o computadoras y juegos electrónicos)?" ¡demuéstreselo!

Wednesday, April 19, 2006

 

Las amistades


¿Cómo le puedo ayudar a formar buenas amistades y resistir la presión negativa de otros?

Las amistades suelen tener efectos en varias áreas de la vida del adolescente—las calificaciones, cómo pasan su tiempo, a qué clubes pertenecen y cómo se comportan en lugares públicos, como los centros comerciales. Los jovencitos que tienen dificultades para formar amistades generalmente tienen un nivel más bajo de autoestima, no se destacan tan bien en la escuela, a veces no terminan la secundaria, y pueden caer en la delincuencia además de padecer de una variedad de problemas psicológicos como adultos.

Los niños de todas las edades necesitan sentir que encajan en su vida social—que están en su ambiente. Al llegar a la adolescencia, la necesidad de ser "parte del grupo" es más fuerte que a ninguna otra edad. Las amistades se estrechan y son más importantes y le ayudan a determinar quienes son y hacia dónde van. Es más probable que formen grupos pequeños o piñas, cada uno con su identidad especial (por ejemplo, los deportistas, los estudiosos, los colegiales y los chiflados)

Muchos padres se preocupan que los amigos de sus hijos ejerzan demasiada influencia en sus vidas y que su propia influencia vaya disminuyendo. Los padres se preocupan todavía más si los amigos de sus hijos los animan a participar en actividades peligrosas o dañinas.

Los estudios del psicólogo Thomas Berndt y sus colegas han demostrado que los amigos sí ejercen mucha influencia sobre las actitudes y comportamiento y que, al pasar el tiempo los amigos se parecen cada vez más en sus actitudes y en su comportamiento. Por ejemplo, los adolescentes cuyos amigos se identifican a sí mismos como problemáticos en la escuela, tienden a aumentar su propio mal comportamiento en el trascurso del año escolar.

La influencia de los amigos se siente mucho más entre los grados de septimo a noveno. Durante esta etapa los amigos tienen mucha influencia sobre los gustos en la música, la ropa y los peinados, así como en las actividades en las que quieran participar. Sin embargo, los amigos no reemplazan a los padres. Usted sigue siendo quien más influye en la vida de su hijo. Los adolescentes tienden a buscar a los padres más que a sus amigos cuando se trata de qué planes hacer después de la secundaria, qué carrera elegir y qué valores religiosos y morales seguirán. Esta influencia paterna se siente más cuando la relación entre el padre y el hijo es fuerte.

Aquí les damos algunos consejos para guiarle mientras ayuda a su hijo a formar buenas amistades:

Los adolescentes tienden a buscar a los padres más que a sus amigos cuando se trata de qué planes hacer después de la secundaria.

- Reconozca que la presión entre los amigos puede ser buena o mala. La mayoría de los adolescentes se sienten atraídos a los amigos con quienes tienen muchas cosas en común. Si su hijo escoge amigos desinteresados en la escuela o que sacan malas notas, quizás esté menos dispuesto a estudiar o a hacer su tarea. Si escoge amigos que disfrutan del aprendizaje y sacan buenas notas, su motivación por destacarse académicamente será más fuerte. Los amigos que evitan el uso del alcohol o las drogas serán una buena influencia para su hijo.

- Conozca a los amigos de su hijo. Una buena manera para descubrir cómo son los amigos es llevarlos en carro a los eventos—hablar con ellos en el carro le puede dar mucha información. Usted puede invitarlos a su casa. Ayude a crear un ambiente cómodo y ofrézcales algo de comer. Cuando los amigos vienen a visitar a su hijo usted puede permitirle fijar las reglas de conducta y al mismo tiempo darle la oportunidad de entender mejor de qué hablan y cuáles son sus preocupaciones.

- Conozca a los padres de los amigos de su hijo. No es necesario que sean amigos íntimos, pero sí ayuda saber si las actitudes y preferencias como padres son compatibles con las suyas. La ex directora Carole Kennedy explica que, "Aunque el amigo parezca ser buen tipo, usted necesita saber si un adulto estará presente en la otra casa para supervisar". Si usted conoce a los padres de los amigos será más fácil descubrir lo que necesita saber: a dónde van, con quienes van, a qué horas comienza y termina la actividad, si habrá un adulto presente y cómo se transportaran al evento y a casa.


Al pasar el rato con los amigos, quizás su hijo pueda superar ciertos comportamientos que incomodan a otras personas.

- Dele tiempo libre a su hijo en un lugar seguro para pasar el rato con los amigos. Las actividades son importantes, pero demasiadas clases de piano y prácticas de baloncesto pueden resultar en el agotamiento. Su hijo puede desarrollar nuevas destrezas sociales y compartir ideas con sus amigos si usted le permite tiempo libre para pasar el rato con sus amigos en un lugar seguro y supervisado por adultos. Por ejemplo, entre amigos su hijo puede aprender que los buenos amigos saben escuchar cuidadosamente, que se prestan para ayudar y son seguros de sí mismos (pero no demasiado), que demuestran su entusiasmo, que tienen un buen sentido del humor y respetan a otras personas. Al pasar el rato con los amigos, quizás su hijo pueda superar ciertos comportamientos que incomodan a otras personas: porque es demasiado serio o apático, demasiado criticón o terco.

- Hable con su hijo sobre los amigos, sobre la amistad y sobre cómo elegir buenas opciones. Es muy normal que los adolescentes le dan mucha importancia a lo que otras personas piensan de ellos. Por lo cual es sumamente importante que usted hable con su muchacho sobre cómo resistir la presión por desobedecer las reglas o comprometer las normas y los valores que se le han inculcado. Ustedes pueden hablar sobre cómo ser un buen amigo y cómo las amistades se fortalecen o disminuyen. Pueden también hablar sobre la importancia de tomar buenas decisiones cuando se anda entre amigos. "Yo siempre les recuerdo, 'si les parece mal, lo más probable es que lo sea,'" explica la maestra Barbara Braithwaite. El maestro Charles Summers le dice a sus alumnos y a sus propios hijos, "Necesitas examinar quién eres tú cuando estás con ese amigo." También sugiere que se pregunten: "¿Cómo quiero que otras personas me describan?" Las respuestas que los niños den les puede guiar para tomar mejores decisiones.

- Enséñele cómo salirse de las malas situaciones. Hable con su hijo sobre las situaciones peligrosas o impropias que pueden surgir y cómo enfrentarlas. Pregúntele a su hija de 14 años qué haría si una amiguita llegara a una velada con una botella de vino en su bolsa. Pregúntele a su hijo de 12 años qué haría si un amigo le sugiriera que se salieran de la escuela para comprar hamburguesas.

Idealmente, los jóvenes podrán decir "no" a una situación peligrosa o destructiva. Pero si todavía no han aprendido esta destreza por su cuenta, la Sra. Marianne Cavanaugh, madre de familia de Connecticut sugiere una alternativa: "A veces los hijos no quieren hacer lo que los amigos quieren que hagan. Yo les digo a mis hijos que me culpen a mí—que les digan a sus amigos que su mamá dice que 'no.' A veces esto les quita algo de presión." Finalmente, ningún jovencito deberá salir de casa sin cambio para el teléfono. Como último recurso, este cambio pudiera salvarle la vida. Un teléfono móvil también puede ser apropiado si las finanzas familiares lo permiten y si el jovencito sabe cómo utilizar el teléfono responsablemente.

- Supervise las amistades para ayudarle a su hijo a evadir comportamientos riesgosos o malsanos. Los adolescentes necesitan supervisión, especialmente durante las horas después de escuela que son tan importantes. Manténgase alerta sobre quienes son los amigos de su hijo y qué hacen cuando se juntan. Bill Gangl, un maestro de secundaria de Minnesota, sugiere, "No tenga temor de ser el padre molestoso que llama a la otra casa sólo para asegurarse que su hijo esté allí. Y no tema a decir que no".

Muchos maestros de secundaria y padres con hijos en esa edad tienen diversas opiniones sobre las consecuencias de intentar prohibir que los adolescentes se junten con amigos que sus padres piensan que no les convienen. Algunos jovencitos se rebelan si se les prohíbe pasar el rato con ciertos amigos. Muchos adultos que trabajan con adolescentes sugieren mejor aclararle al muchacho no sólo el hecho de que usted no se siente cómodo con su selección de amigos, sino también sus razones. También sugieren que usted limite la cantidad de tiempo y las actividades que usted le permita realizar con esos amigos.

Muchos adultos que trabajan con adolescentes sugieren mejor aclararle al muchacho no sólo el hecho de que usted no se siente cómodo con su selección de amigos, sino también sus razones.


- Dé un buen ejemplo como amigo. El ejemplo que usted ofrezca tiene un mayor impacto que cualquier sermón que le puede dar. Los jovencitos que ven a sus padres tratarse con respeto y amabilidad entre sí y hacia sus amigos definitivamente tienen una gran ventaja. Hornear galletitas para los nuevos vecinos o escuchar con simpatía cuando un amigo se siente triste puede ser un mensaje muy poderoso para su hijo.

Thursday, April 06, 2006

 

La confianza en sí mismos


¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a tener mayor confianza en sí mismo?

Los adolescentes suelen sentirse inadecuados. Tienen nuevos cuerpos y mentes en desarrollo y relaciones con amigos y familiares que van cambiando. Entienden por primera vez que no siempre hacen todo bien. Los cambios en sus vidas a veces llegan más rápido que la capacidad para adaptarse a ellos.

La falta de autoestima generalmente se agudiza durante los primeros años de la adolescencia, luego mejora un poco durante los siguientes años a medida que las nuevas identidades se fortalecen y enfocan. A cualquier edad la falta de confianza en sí mismo puede ser un problema serio. Los adolescentes que carecen de autoestima pueden ser solitarios, torpes en su trato con otras personas y muy sensibles a las críticas sobre lo que ellos piensan son sus insuficiencias. Los jovencitos con poca confianza en sí mismos son menos aptos a participar en actividades con sus compañeros y a formar amistades con ellos. Esto los aísla todavía más e impide que desarrollen una mejor imagen de sí mismos. Y cuando entablan amistades, son más vulnerables a la presión negativa de los amigos.

Algunos adolescentes que no tienen confianza en sí mismos dejan de participar en clase. Otros actúan escandalosamente para llamar la atención. En su peor manifestación, la falta de confianza en sí mismos se relaciona con comportamientos autodestructivos y malos hábitos—como fumar, beber alcohol y tomar drogas.

Las jovencitas suelen dudar de sí mismas más que los varones (aunque siempre hay excepciones). Esto se debe a varias razones:

- La sociedad les da el mensaje que lo importante es que ellas se lleven bien con todos y que sean muy pero muy delgadas y bonitas. La vida puede ser igualmente dura para un jovencito que cree que tiene que cumplir con las expectativas de la sociedad que le dicen que todos los varones deber ser buenos atletas y deben desempeñar bien las actividades físicas.
- Las jovencitas maduran físicamente dos años más temprano que los varones, lo cual exige que ellas enfrenten asuntos como su apariencia, su popularidad y su sexualidad antes de poseer la madurez emocional para hacerlo.
- Las jovencitas reciben mensajes confusos sobre la importancia del rendimiento académico. Aunque se les dice que deben fijar metas académicas altas para sí mismas, muchas de ellas temen que a los varones les va a desagradar si ellas parecen ser demasiado inteligentes o capaces, especialmente en las matemáticas, las ciencias y la tecnología.

Si su adolescente sufre por causa de una crisis de confianza en sí mismo por mucho tiempo, es probable que se beneficie al visitar a un consejero u otro profesional. Esto es particularmente cierto si existe un problema con drogas o alcohol, algún problema de aprendizaje, algún desorden alimenticio como la bulimia o la anorexia, o depresión clínica. (Vea la sección titulada Problemas, para obtener mayor información que le puede ayudar a determinar si su hijo cae en alguna de estas categorías.) La mayoría de los adolescentes superarán los periodos de inestabilidad con el paso del tiempo y con su apoyo.

Hay ciertas cosas que el adolescente sentirá mayor confianza en su capacidad de hacer un buen papel que en otras.

La mayoría de los sicólogos sienten que la autoestima y la confianza en sí mismo representan una variedad de sentimientos que un jovencito tiene sobre sí mismo bajo circunstancias diversas. La sicóloga Susan Harter ha desarrollado una teoría sobre la autoestima que considera la confianza que un adolescente siente sobre algún tipo de actividad y qué tan importante es este tipo de actividad para él. Por ejemplo, los adolescentes pueden reflexionar sobre varias situaciones: competir en el equipo de atletismo, estudiar matemáticas, entablar relaciones románticas, cuidar a sus hermanos menores, y demás. Hay ciertas cosas que el adolescente sentirá mayor confianza en su capacidad de hacer un buen papel que en otras. Quizás se siente muy bien acerca de su atletismo y su conocimiento de las matemáticas, pero se siente mal en lo que a su vida romántica concierne. Quizás también duda que es un buen hermano. Qué tan bien se sentirá este joven dependerá de qué tan importantes son cada uno de estos aspectos de su vida. Si tener novio o novia es lo que más importa, esta persona se sentirá mal. Si lo que más importa es destacar académicamente y en los deportes, entonces lo más probable es que su auto-concepto será bastante bueno. Utilizando esta teoría como base, las mejores maneras de ayudar a que su hijo desarrolle confianza en sí mismo son las siguientes:

. Dele oportunidades para tener éxito. Como señala la maestra Diane Crim, "La mejor manera de fomentar la confianza en sí mismo en alguien es ofreciendóles oportunidades para tener éxito. Hay que facilitarles el éxito—dándoles experiencias a través de las cuales puedan ver todo el poder que tienen. Los muchachos pueden ingeniárselas con estas experiencias. Parte de lo que crea la confianza es el saber qué hacer cuando uno no sabe qué hacer".

Ayude a su hijo a fomentar la confianza en sus propias habilidades al alentarlo a tomar una clase de arte, actuar en una obra de teatro, jugar en un equipo de fútbol o béisbol, a participar en ferias de ciencias o clubes de computación, o tocar un instrumento musical—cualquier cosa que disfrute y que le ayude a destacar sus mejores rasgos. No empuje una actividad específica a la fuerza. La mayoría de los niños, no importa si tienen 3 o 13 años de edad, resisten los esfuerzos por obligarlos a hacer cosas que no disfrutan. Si se les empuja a hacer cosas que ellos no han escogido hacer, lo que resulta es simplemente frustración. Trate de balancear las experiencias de su hijo entre las actividades que ya sabe desempeñar bien y actividades nuevas o actividades en las que todavía no se destaca.

Usted también le puede ayudar a fomentar la confianza en sí mismo al darle tareas y responsabilidades familiares en las cuales puede tener éxito—guardando los trastes, limpiando su cuarto o cortando el césped.

. Ayúdelos a sentirse seguros y confiar en sí mismos. La capacidad de los jóvenes para confiar en sí mismos proviene del amor incondicional de sus padres que les ayuda a sentirse seguros mientras que desarrollan la habilidad para resolver sus propios problemas. Su hijo, tal como todos los jovencitos, se enfrentará a situaciones que exigirán que confíe en usted y en otras personas. Pero si siempre se vale de su ayuda para zafarse de las situaciones difíciles, acabará con un desarrollo emocional impedido. "Debemos enseñarles a nuestros niños cómo adaptarse a los problemas que se les presentan, en vez de siempre abrirles el paso," dice la maestra Anne Jolly.

. Hablen sobre las ansiedades relacionadas a la violencia escolar y el terrorismo mundial. Muchos jovencitos han sido expuestos a imágenes terribles de muere y destrucción en la televisión y en el Internet. Usted puede ayudar a que su hijo comprenda que aunque nuestro país ha sufrido horribles golpes de terror, somos un pueblo fuerte que puede unirse y apoyarse mutualmente en tiempos difíciles. Además, usted puede:

- Crear un ambiente calmado en su hogar y en su propio comportamiento. Si su familia ha sido directamente afectada por un ataque terrorista o violencia, quizás esto resulte difícil. Si usted se siente ansioso, necesita explicarle a su hijo qué está sintiendo y por qué. Los niños y los jóvenes se dejan guiar por las señales emocionales que emiten sus seres queridos.
- Escuche cuidadosamente a lo que su hijo dice. Asegúrele que los adultos en el mundo están trabajando para incrementar la seguridad en las casas y las escuelas.
- Ayude a su hijo a discernir entre la ficción y los hechos. Hablen sobre los hechos y eviten adivinar, exagerar o reaccionar excesivamente.
- Supervise el uso de la televisión, la radio y el Internet. Evite que su hijo vea demasiadas imágenes violentas, las cuales pueden aumentar su ansiedad.
- Use ejemplos de la historia (por ejemplo Pearl Harbor o la explosión del trasbordador espacial Challenger) para explicarle que a veces cosas malas le suceden a los inocentes, pero que las personas siguen adelante con sus vidas y resuelven situaciones terribles en sus vidas.
- Mantenga las rutinas familiares tan constantes como sea posible.

. Dele elogios y aliéntelo. Los elogios significan mucho para los adolescentes cuando provienen de quienes más quieren y en quienes se apoyan—sus padres y otros adultos importantes en sus vidas. Al elogiar a su hijo usted fomenta su confianza en sí mismo. Pero no olvide que al halagarlo debe ser sincero. Se va a dar cuenta muy fácilmente si no lo es.

. Tenga paciencia. Como adultos, la mayoría de las personas han desarrollado la confianza en sí mismos, la cual proviene de años de experiencia con el éxito, pero también después de varios años de explorar sus puntos fuertes y débiles al enfatizar diferentes aspectos de sus vidas. La mayoría de nosotros seríamos muy infelices si tuviéramos que hacer solo aquellas cosas que hacemos mal. Como adultos tendemos a encontrar nuestros puntos fuertes y—tanto como nos es posible—enfatizamos estas áreas más que las otras. Para un adolescente es muy difícil minimizar las áreas en las que no se siente seguro. Por ejemplo, es muy difícil hasta para un adolescente que se destaca bien académicamente enfocarse en la escuela en vez de encontrar pareja si todos sus amigos tienen novias y le hablan constantemente acerca de la importancia de tener a alguien especial. Esto puede ser muy frustrante para los padres. Usted sabe bien que si tiene o no pareja para salir el próximo sábado no es lo que más importa a largo plazo, pero también puede ver que en este momento él no lo puede ver así.

Monday, March 06, 2006

 

La independencia


¿Cuánta libertad le debo dar?

Cuando los niños entran en la adolescencia ruegan que sus padres les den mayor libertad. En cambio los padres tienen que balancear entre su deseo de fomentar mayor confianza en sí mismos, mayor capacidad por valerse por sí mismos y el conocimiento de que el mundo puede ser un lugar muy peligroso y amenazante para la salud y la seguridad de los niños.

Algunos padres les dan demasiada libertad en ciertas cosas indebidas, o les dan demasiados privilegios antes de que los adolescentes estén adecuadamente preparados para ellos. Otros padres pecan por mantener un control demasiado rígido con los hijos, negándoles las oportunidades que necesitan para madurar y aprender a tomar decisiones por sí mismos, y aceptar las consecuencias de las mismas.

Los estudios científicos nos indican que los adolescentes se desarrollan mejor cuando mantienen un enlace fuerte con sus padres pero al mismo tiempo se les permite tener sus propios puntos de vista e inclusive estar en desacuerdo con ellos. Aquí les damos algunos consejos para poder balancear entre la cercanía y la independencia:

- Fije límites. Todos los niños se resisten a los límites que se les imponen, pero a la misma vez los desean y los necesitan. En un mundo que cada día es más agitado para los adultos y los jóvenes, los límites ofrecen un sentido de seguridad. Frecuentemente, los adolescentes se sienten mal queridos si sus padres no les imponen límites. Los límites son más fáciles de fijar cuando se comienza cuando los niños son pequeños. Es más difícil, pero no imposible, fijar límites durante los primeros años de la adolescencia.

- Hable claramente. La mayoría de los adolescentes responden mejor a las instrucciones específicas que se repiten regularmente. Como señala la maestra de secundaria Sharon Sikora, "No diga solamente, 'Quiero que limpies tu cuarto' porque a veces no saben bien qué significa este pedido. Diga mejor, sin buscar argumentos, 'Así es como yo defino un cuarto limpio.' Ellos pueden responder, 'No me gusta la lámpara en aquel rincón, la quiero aquí.' Hay que darles suficiente libertad para que se expresen".

- Dele opciones razonables. Cuando existen varias opciones los adolescentes están más dispuestos a aceptar consejos. Por ejemplo, usted le puede recordar a su hijo que tiene que acabar su tarea de álgebra antes de irse a la cama, pero le puede dar a escoger si prefiere hacer la tarea antes o después de la cena. O le puede decir a su jovencita de 14 años que no puede andar con sus amigas en la sala de juegos electrónicos un sábado de noche, pero que puede invitar a un grupo de amigas a su casa a ver películas.

Si usted utiliza el buen humor y la creatividad al ofrecer varias opciones, será más fácil que su hijo las acepte. Una maestra no podía conseguir que su hija colgara su ropa limpia o depositara la ropa sucia en su cesto. Así que le dio dos opciones—o toda la ropa se tenía que levantar o toda la ropa se quedaría en el piso. "Por un rato estuve lavando la ropa y dejándola en montones en el piso," recuerda la maestra. "Me volvió loca pero al fin funcionó." Después de dos semanas su hija se cansó de buscar su ropa en el piso y comenzó a recoger su ropa.

- Otorgue la independencia en etapas. Según vaya incrementando la madurez y la responsabilidad de un adolescente, usted puede darle mayores privilegios. Quizás al principio le dé la oportunidad de escoger sus zapatos, siempre y cuando no cuesten más de una cierta cantidad. Más tarde le puede permitir que haga sus propias compras—con el acuerdo que no le quitará las etiquetas a la ropa hasta que usted apruebe su selección. Eventualmente le puede dar una cantidad fija de dinero para que se compre la ropa a su gusto.

Él necesita saber que el amor que usted le tiene exige que usted prohíba ciertas actividades u opciones que amenacen su salud o su seguridad.

- La salud y seguridad son primero. La mayor responsabilidad como padres es proteger la salud y la seguridad de su hijo. Él necesita saber que el amor que usted le tiene exige que usted prohíba ciertas actividades u opciones que amenacen su salud o su seguridad. Hágale saber claramente cuáles son las cosas que usted define como amenazas a su salud y seguridad—y la de otros—y no permita ni excusas ni excepciones. A veces resulta difícil imponer estos límites porque los adolescentes suelen sentir que nada los puede lastimar. Los adolescentes sienten que todo lo que están viviendo es nuevo y único, pero al mismo tiempo creen que lo que les ha sucedido a otros no les puede suceder a ellos. Sus creencias se basan en el hecho de que la adolescencia es la etapa más saludable de la vida. Durante esta etapa, las enfermedades serias no son comunes y las enfermedades mortales son extremadamente raras. Lo que hay que enfatizar es que, a pesar de que ellos gocen de un estado de salud admirable, la violencia y los accidentes son causas mayores de muerte y lesiones graves entre los adolescentes.

- Rehúse aceptar opciones que limiten el futuro. No vale la pena pelear por todo. Aunque quizás ofenda su sentido estético el que su hijo prefiera ponerse una camisa que no va con sus pantalones, esta no es una opción que le limitará en su futuro. Aunque los adolescentes van adquiriendo mayor conciencia sobre el futuro, todavía carecen de las experiencias necesarias para comprender a fondo cómo una decisión que toman hoy les pueda afectar en el futuro. Aunque hayan escuchado decir que el fumar es dañino para la salud, quizás no comprendan lo que significa morirse de cáncer del pulmón a la edad de 45 años. Hablen con sus hijos sobre las consecuencias de las decisiones que toman. Ayúdenlos a entender que existen buenas y malas decisiones y que saber la diferencia entre la una y la otra puede hacer la diferencia en sus vidas. Hágale entender a su hijo que usted es el "guardián de las opciones" hasta que él sea lo suficientemente maduro y responsable para tomar el cargo: Quizás así evite que falte a la escuela o que deje de tomar las clases difíciles que lo prepararán mejor para los estudios universitarios.

Ayúdenlos a entender que existen buenas y malas decisiones y que saber la diferencia entre la una y la otra puede hacer la diferencia en sus vidas.

- Guíelo, pero resista la tentación por controlarlo. En la sección anterior hablamos sobre la importancia de adoptar una actitud balanceada entre imponer reglas duras y darles demasiada libertad. Con la mayoría de los adolescentes, la manera más fácil de alcanzar este balance es al guiarlos sin controlarlos. Los adolescentes necesitan oportunidades para explorar distintos roles, probar nuevas personalidades y experimentar. Lo cual implica que cometerán errores y deberán aprender a aceptar los resultados. Pero los padres necesitan guiarlos para que los jovencitos eviten cometer demasiados errores.

Usted puede ser un buen guía al escuchar cuidadosamente y hacer preguntas que ayuden a que su hijo reflexione sobre las consecuencias de sus acciones: "¿Qué sucedería si permites que un amigo borracho te traiga a casa?" Sus consejos serán más aceptados y apreciados si usted también le pide consejos y los sigue, siempre y cuando sean razonables: "¿Qué cocinamos para la fiesta de cumpleaños de papá?" "No tengo que trabajar el sábado. ¿Hay algo especial que quieres que hagamos?"

La línea divisoria entre guiar y controlar puede ser distinta para cada persona. Algunos niños, ya sea que tengan 7 o 17 años de edad, necesitan mayor firmeza y menos privilegios que otros niños de la misma edad. Una maestra nos explica cómo las diferencias en el comportamiento de sus dos adolescentes crearon la necesidad de definir los límites para cada uno: "Mi hija entendió muy bien que si se suponía que llegara a las doce de la noche, esto significaba que debía estar tras puertas cerradas antes de las 12, o ya debería haber llamado de la sala de urgencia para informarles que se había partido una pierna. Mi hijo, 15 meses menor que ella, pensaba que la misma regla significaba que la hora de llegada de las 12 significaba que a las 11:59 nos llamaría para informarnos que llegaría después de comerse la pizza que él y sus amigos acababan de pedir y después de haber dejado a seis de sus amigos en sus casas."

- Permita que cometan errores. Todos queremos que nuestros hijos lleguen a ser adultos que puedan resolver sus problemas y tomen buenas decisiones. Estas habilidades son parte íntegra de la independencia. Sin embargo, para desarrollar estas habilidades, los adolescentes quizás necesiten fracasar un poco, siempre y cuando los riesgos no sean demasiado serios y ni la salud ni la seguridad peligren. Cometer errores también les enseña una destreza muy importante—cómo recobrarse de un mal paso. Es muy difícil que un jovencito aprenda cómo levantarse por sí mismo y comenzar de nuevo si sus padres siempre lo rescatan de las dificultades de la vida.

- Asegúrese que las acciones traigan consecuencias. Si usted le dice a su hijo que debe llegar a casa a las 10 de la noche, no ignore su llegada a casa a las doce. Usted pierde su credibilidad con su hijo si no le hace sufrir las consecuencias por haber llegado dos horas tarde. Sin embargo, el castigo debe ser proporcional a la ofensa. Un castigo de seis semanas interfiere con los planes de toda la familia. Mejor hable con él sobre cómo su tardanza le ha afectado a usted. No ha podido descansar por esperarlo. Pero usted todavía se tiene que levantar a la hora regular en la mañana, preparar el desayuno, hacer los deberes de la casa e ir al trabajo. Pero la falta de consideración de su hijo le ha causado varios inconvenientes, así que él tendrá que hacerse responsable por algunos de sus deberes para que usted pueda irse a la cama temprano mañana.

Su adolescente quizás quiera teñirse el cabello de morado, o se hace perforaciones en todo el cuerpo, pero estas expresiones pueden no estar relacionadas con quien él es y quién llegará a ser.

Finalmente y a pesar de todo lo que se escucha o se lee, los adolescentes confían en sus padres más que ninguna otra persona para guiar la formación de sus vidas. En lo que a la moral y la ética concierne, creencias políticas y religiosas, los adolescentes casi siempre tienen más en común con sus padres que lo que ellos se dan cuenta. Como padre de familia, busque más allá de lo superficial, más profundamente que lo que el comportamiento sugiere para descubrir la persona que su adolescente está a punto de llegar a ser. Su adolescente quizás quiera teñirse el cabello de morado, o se hace perforaciones en todo el cuerpo, pero estas expresiones pueden no estar relacionadas con quien él es y quién llegará a ser. Pero a la misma vez que muchos de los comportamientos de su adolescente no son de mayor consecuencia, algunos no sólo pueden ser dañinos si no mortales.

Los padres necesitan hablar con sus hijos y aclararles que muchas de las amenazas a su salud y felicidad en el futuro no por casualidad suceden, si no porque así lo escogieron—decisiones como beber alcohol y manejar, fumar, coger las drogas, entrar en la actividad sexual, y dejar el colegio.

Las investigaciones indican que los adolescentes que ejercen un comportamiento riesgoso tienen mas probabilidad de ejercer otros, entonces los padres deben ser directos y francos y hablar a sus hijos sobre las consecuencias mortales que conlleva abrir esa caja de Pandora.

Thursday, February 23, 2006

 

La comunicación


¿Cómo me puedo comunicar mejor con mi hijo?

Los adolescentes no se destacan por sus destrezas comunicativas, especialmente con sus padres y otros adultos que los quieren. Emily Hutchison, una maestra de secundaria de Texas, dice que los jovencitos en los primeros años de la adolescencia "frecuentemente sienten que pueden comunicarse mucho mejor con quien sea, con tal que no sean sus padres—aunque sean padres maravillosos". "Tienden a ser muy reservados," explica Patricia Lemons, una maestra de secundaria de Nuevo México. " No necesariamente quieren contarles lo que hicieron en la escuela hoy."

Varios sicólogos han descubierto que cuando los padres saben dónde están sus hijos y qué están haciendo (y cuando el adolescente sabe que el padre sabe, lo que los sicólogos llaman vigilancia), los adolescentes corren menos riesgo de tener malas experiencias, incluyendo drogas, uso de alcohol y tabaco; actividad sexual y embarazo ; delincuencia y violencia. La clave, según los sicólogos, está en ser curioso pero no interferir, en esforzarse por respetar la privacidad de su hijo al establecer confianza y acercamiento emocional.


A veces entre menos consejos ofrezca, más se los va a pedir su adolescente.

Es más fácil comunicarse bien con un adolescente cuando estos hábitos se han establecido desde la niñez. Según lo explica la consejera escolar Carol Bleifield, "Uno no sale repentinamente y pregunta a su hijo de séptimo grado, '¿qué hiciste con tus amigos el viernes por la noche?' " Pero no es imposible mejorar la comunicación cuando su hijo llega a la adolescencia. Aquí les damos algunos consejos:

- Reconozca que no existe una receta exacta para la buena comunicación. Lo que funciona bien para lograr que un hijo hable sobre lo que le es importante, no siempre funciona con otro. Una maestra de secundaria y madre de dos dice que su hija es muy abierta y conversadora; su hijo es más callado. Pero ya que su hijo disfruta de la música, le gusta escribir y leer, su madre lo acompaña frecuentemente a la librería local. Es allí, en un lugar cómodo para él, que el hijo comparte con ella historias y personajes como un enlace con los que él está pensando y sintiendo. Al escuchar música con él y revisar sus trabajos literarios cuando él se lo permite, esta madre fomenta las condiciones que alientan al hijo a compartir con ella.

- Escuche. "Usted tiene que invertir bastante tiempo sin hablar," sugiere Diane Crim, una maestra de secundaria de Utah. El escuchar bien significa evitar interrumpir y poner atención. Esto se logra mejor en un lugar callado, sin distracciones. Es difícil escuchar cuidadosamente si también está cocinando o viendo la televisión. Frecuentemente el simple hecho de hablar con su hijo sobre un problema o un asunto ayuda a esclarecer las cosas. A veces entre menos consejos ofrezca, más se los va a pedir su adolescente. El escuchar puede ser el mejor método para descubrir un problema serio que requiere de atención inmediata.

- Crea oportunidades para hablar. Para poder comunicarse bien con su hijo usted tiene que estar disponible. Los adolescentes resisten las pláticas "programadas"; ellos no se disponen a compartir cuando usted se los pide, sino cuando ellos quieren. Algunos adolescentes prefieren hablar cuando llegan a casa de la escuela. Otros prefieren hablar en sobremesa, o antes de irse a la cama. Algunos padres hablan con sus hijos en el carro, de preferencia cuando el radio casetes o discos están apagados. "Yo llevo a mi hija al centro comercial—no al que nos queda cerca, pero al más 'buena onda' que queda a una hora y media de distancia," dice una maestra de secundaria que también es madre. Las mejores conversaciones suelen resultar de actividades compartidas. "Los padres tratan de tomar ventaja de algunos momentos raros y esperan tener una comunicación profunda con el hijo," observa Sherry Tipps, una maestra de Arkansas. "Luego se frustran cuando no lo logran."

- Hablen sobre sus diferencias. La comunicación se desvanece para algunos padres porque se les hace difícil manejar las diferencias con sus hijos. Es más fácil limitar el efecto de estas diferencias cuando usted pone en claro sus expectativas. Si su hija de 13 años de edad sabe que debe estar en casa antes de las 9:30 p.m.—y conoce bien las consecuencias de llegar tarde—la probabilidad de que llegará a casa a tiempo aumenta.


La comunicación se desvanece para algunos padres porque se les hace difícil manejar las diferencias con sus hijos.

Las diferencias de opinión son más fáciles de manejar cuando reconocemos que estas diferencias nos pueden proveer oportunidades importantes para evaluar los límites impuestos y negociarlos de nuevo, una destreza muy valiosa para su hijo. Por ejemplo, cuando su hija cumpla los 14 años, quizás sea bueno darle la oportunidad de llegar más tarde en algunas ocasiones especiales. Estas negociaciones son posibles dado el desarrollo de las destrezas cognoscitivas de su hija y su capacidad de razonar y considerar muchas posibilidades y perspectivas. Puesto que ella puede considerar que su hora de llegada debe ser más tarde en los fines de semana que entre semana, si usted insiste que "eso no importa" sólo creará más conflicto.

Cuando las diferencias surgen, compartir sus preocupaciones con su hijo firmemente pero con calma previene que las diferencias se conviertan en plena guerra. Es más útil explicar el porqué de la mala decisión que su hijo ha tomado o quiere tomar: "Si te sales de la clase de álgebra te limitarás muchas oportunidades en el futuro. Muchas universidades no te aceptarán si no tienes dos años de álgebra, además de geometría y trigonometría. Más bien, vamos a buscarte ayuda con el álgebra".

- Evite reaccionar de forma exagerada. Si usted reacciona muy fuerte es probable que lo que sigue son gritos y acusaciones que acaban con la conversación. "Trate de mantener fuera de la conversación su ansiedad y sus emociones—entonces los jóvenes se disponen a la conversación," aconseja la maestra de octavo grado Anne Jolly de Alabama. En vez de reaccionar con coraje, dice ella, "Es mejor preguntar, '¿Qué piensas sobre lo que hiciste? Vamos a hablar sobre esto'".

El maestro de secundaria Charles Summers agrega, "Los jovencitos son más aptos a compartir con alguien que ellos saben no va a divulgar sus secretos o molestarse demasiado si ellos le confiesan algo. Si su hijo le dice, 'Tengo algo que decirte. El viernes probé una cerveza,' y usted pierde los estribos, lo más seguro es que no le vuelve a contarle nada".

Durante esta etapa en la cual se juzgan a sí mismos muy duramente, los adolescentes son muy vulnerables cuando se abren con sus padres. Sabemos que la mejor manera de alentar un cierto comportamiento es recompensándolo. Si usted ofrece crítica cuando su hijo habla con usted, lo que él ve es que su franqueza le trae un castigo en vez de una recompensa.

- Hable sobre las cosas que son importantes para su adolescente. Cada jovencito prefiere hablar sobre distintas cosas. Algunas de las cosas sobre las que quieren hablar quizás no le parezcan importantes, pero, como explica la consejera escolar Carol Bleifield, "Con los jovencitos, a veces es toda una cultura distinta. Usted tiene que comprender esto, debe intentar ponerse en su lugar y en su época". Pero también advierte que no hay que fingir interés por algo que le aburre. Al hacer preguntas y escuchar, usted le demuestra a su hijo que respeta sus sentimientos y opiniones. Estos son algunos de los temas que les interesan en esta edad:

. La escuela. Si usted le pregunta, "¿Qué hiciste en la escuela hoy?" la respuesta más probable será, "Nada." Obviamente, usted sabe que no es cierto. Al examinar el libro de tareas o leer las notas que el niño trae a casa, usted se dará cuenta que el martes, su niño de 10 años comenzará a estudiar los animales de Sudamérica en peligrode extinción, o que el juego de fútbol está programado para el viernes de noche. Con ésta información a la mano, usted puede hacerle preguntas a su hijo sobre clases o actividades específicas, lo cual resultará en un mejor inicio a la conversación.

. Aficiones e intereses personales. Si su hijo ama los deportes, hablen sobre su equipo favorito o vean la Serie Mundial o las Olimpíadas juntos. La mayoría de los adolescentes se interesan en la música. Barbara Braithwaite, una maestra de secundaria de Pensilvania, señala que "La música es la huella que deja cada generación. La música define a cada categoría de edad. Los padres, como mínimo, deben saberse los nombres de los cantantes más populares." Sin embargo, es muy importante que usted se comunique claramente con su hijo si usted piensa que la música que escucha es inapropiada—y explíquele por qué. Si usted guarda silencio, él puede interpretar que usted aprueba.


"La música es la huella que deja cada generación. La música define a cada categoría de edad. Los padres, como mínimo, deben saberse los nombres de los cantantes más populares."



. Emociones. Como señalamos anteriormente, los adolescentes se preocupan bastante por varias razones. Se preocupan por: sus amigos, su popularidad, su sexualidad, estar en sobrepeso o flacos, el examen de matematica, sus notas, entrar a la universidad, ser abandonados y el futuro del mundo. Y la lista no se acaba. A veces es difícil discernir si un problema es algo de importancia para su hijo. La consejera escolar Carol Bleifield dice que cuando no está segura, ella pregunta, "¿Es este un problema pequeño, mediano o grande? ¿Qué tan importante es para ti? ¿Qué tan a menudo te preocupa?" Al descifrar la magnitud y la importancia del problema usted puede decidir mejor cómo enfrentarlo.

. Familia. A los adolescentes les gusta hablar sobre y participar en los planes para toda la familia, como las vacaciones, al igual que las cosas que les afectan individualmente, como las horas para llegar a casa y la cantidad de sus salarios. Si usted necesita una operación en la espalda, su hijo querrá saberlo de antemano. Quizás quiera aprender un poco más sobre la operación. Al formar parte de este tipo de conversaciones familiares, su hijo se sentirá más seguro de su pertenencia en la familia.

. Temas delicados. Las familias deben abordar temas sensibles de manera que encaje bien con sus valores familiares. Recuerde que evadir estos temas no va a eliminar su existencia. Si usted evita hablar con su hijo sobre temas difíciles, lo más probable es que él buscará esta información en los medios o con sus amigos. Esto aumenta la probabilidad de que lo que escuche no esté de acuerdo con sus valores o que la información sea errónea—o las dos cosas. Sharon Sikora, maestra de secundaria de Colorado, explica que los alumnos de secundaria comparten mucha información incorrecta sobre temas que son muy importantes. Dicen que saben acerca de algunos temas delicados pero verdaderamente no saben mucho. Enfrentar un tema sensible directamente a veces no funciona, señala la Srta. Sikora. "Uno no puede sentarlos y decir, 'Hoy vamos a hablar sobre el uso de la marihuana.' Esa es la forma más directa de acabar con una conversación sin siquiera comenzarla."

. Las vidas de los padres, esperanzas y sueños. Muchos adolescentes quieren tener una ventanita al mundo de sus padres, el mundo pasado y el presente. ¿Cuántos años tenías cuando te perforaste las orejas? ¿Tuviste alguna vez un maestro que te volvía loco? ¿Recibías un salario cuando tenías 11 años? ¿Cuánto te daban los abuelitos? ¿Te sentiste triste cuando murió Abuelito? ¿Cómo es tu jefe en el trabajo? Esto no significa que usted debe sentirse obligado a compartir todas sus penas con su hijo. Recuerde que usted es su padre, no su igual, y a veces es mejor no responder a una pregunta indiscreta. Sin embargo, recordar detalles de su niñez y su vida actual le puede ayudar a su hijo a comenzar a dar definición a su propia vida.

. El futuro. A medida que las capacidades cognoscitivas de los adolescentes se van desarrollando, ellos comienzan a pensar cada día más en el futuro y sus posibilidades. Su hijo quizás quiera hablar más sobre lo que puede anticipar que la vida le ofrezca en los próximos años—cómo será la vida después de la secundaria, el trabajo, el matrimonio. Quizás pregunte, "¿Cómo es vivir en un dormitorio universitario?" "¿Cuántos años hay que tener para poder casarse?" "¿Qué probabilidades hay de que el mundo explote algún día?" "¿Habrá suficiente gasolina en el mundo para que yo pueda tener un carro cuando sea más grande?" Estas preguntas merecen su mejor respuesta. (Y cuando no pueda responder con certeza, estas preguntas merecen un "No sé" honesto)

. Cultura, acontecimientos. Vivimos en un mundo saturado por los medios de comunicación. Hasta los niños más pequeños se exponen constantemente a programas de televisión, música, cine, juegos electrónicos y otros medios. No olviden que los medios que su hijo escoge le pueden abrir una ventana a su mundo. Por ejemplo, si ustedes han visto la misma película (juntos o por su cuenta), usted le puede preguntar cómo le gustó y cuales fueron sus partes favoritas.



No importa cuánto lo provoque, siempre es mejor responder con calma.

. Comuníquese con amabilidad y respeto. Los adolescentes a veces dicen o hacen cosas vergonzosas o mal intencionadas, a veces las dos cosas. No importa cuánto lo provoque, siempre es mejor responder con calma. El respeto y el auto-control que usted demuestre al hablar con su hijo algún día rendirá fruto en sus relaciones y conversaciones con otras personas.

La manera en que se dicen las cosas es casi tan importante como lo que usted dice. "Deja de picarte la cara" puede hacer llorar a un adolescente. "Tu cuarto parece una pocilga," no es tan práctico como decir, "Necesitas darte el tiempo para recoger un poco tu cuarto. Se te hará más fácil si dedicas 5 minutos ahora recogiendo la ropa del piso—poniendo la sucia en el cesto y colgando la limpia. Después del almuerzo puedes reorganizar tu librero por otros 5 minutos." Los jovencitos prestan mucha atención al tono de voz que usted utiliza con ellos. Un niño de 10 años de edad fácilmente discierne entre una voz calmada y una voz llena de coraje.

La amabilidad va mano a mano con el respeto. Como lo explica Joan Lipsitz, una experta nacional sobre la educación de los alumnos de secundaria y madre de dos hijos adultos, "Cuando yo era una madre activa y maestra, yo seguía una regla que se desarrolló de mi experiencia en el aula: 'Si nunca soy intencionalmente cruel contigo, tu no serás intencionalmente cruel conmigo.' Esa regla resultó ser la regla más poderosa que jamás fijé, ya sea dentro del salón de clase—donde cambió la cultura—o en casa."

Comunicarse con respeto también requiere evitar ser condescendientes con los jóvenes. Ellos están adquiriendo mayor conciencia social y conocimiento del mundo y sus acontecimientos, y aprecian la conversación atenta. Jerri Foley, una consejera escolar de Carolina del Sur, relata una historia sobre un viaje de estudios que realizó con un grupo de jovencitas mientras en el estado se debatía si era apropiado seguir ondulando la bandera confederada desde el capitolio estatal. "Íbamos sobre la carretera cuando comenzó una gran discusión sobre el tema," recuerda ella. "Nuestra conversación llegó a tal intensidad que se nos pasó la salida a casa."

Tuesday, February 14, 2006

 

Cómo ser un padre eficaz

¿Qué puedo hacer para ser un buen padre con mi adolescente?

Los padres frecuentemente se involucran menos en las vidas de sus hijos cuando entran a la secundaria. Pero un adolescente necesita la misma cantidad de atención y amor de usted que cuando era más pequeño—y quizás un poco más. Una buena relación con usted y otros adultos es la mejor defensa para su niño a medida que va creciendo y explorando más. Para cuando llegue a la adolescencia, usted ya habrá tenido años de experiencia con él; el padre del bebé de hoy será el padre del adolescente de mañana.

Su relación con su hijo puede cambiar—de hecho, es casi seguro que debe cambiar—a medida que desarrolla las destrezas necesarias para tener éxito como adulto. Estos cambios pueden ser agradables y beneficiosos. A medida que su alumno de secundaria se desarrolla mental y emocionalmente, sus conversaciones serán más ricas y sustanciosas. A medida que sus intereses se desarrollan y profundizan, su adolescente le enseñará a usted—cómo lanzar una pelota de béisbol, qué está sucediendo en el cabildo de la ciudad, o la junta del condado, o los méritos de un nuevo libro.

El pueblo de España posee una gran variedad de actitudes, opiniones y valores. Los estpañoles tienen distintas ideas y prioridades, las cuales afectan la manera en que criamos a nuestros hijos. A pesar de estas diferencias, las investigaciones científicas han demostrado que los padres eficaces poseen las siguientes cualidades en común:


- Demuestran amor. Cuando los niños se portan mal, nos hacen enojar. Nosotros también nos sentimos mal porque estamos enojados o molestos. Pero estos sentimientos no quieren decir que no queremos a nuestros niños. Los adolescentes necesitan adultos con quienes puedan contar—personas que formen un enlace con ellos, se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar. Así aprenden a cuidar y amar a otras personas. Según la consejera escolar Carol Bleifield, "Los padres pueden amar a sus hijos sin necesariamente amar lo que hacen—y los niños deben confiar que esto es cierto".

- Dan apoyo. Los adolescentes necesitan apoyo mientras batallan con problemas que quizás los padres y las familias no piensen que son tan importantes. Necesitan elogio cuando han dado su mejor esfuerzo. Necesitan aliento para desarrollar sus intereses y sus características personales.


Los adolescentes necesitan adultos con quienes puedan contar—personas que formen un enlace con ellos, se comuniquen con ellos, inviertan tiempo con ellos y demuestren interés genuino por su bienestar.

- Fijan límites. Los adolescentes necesitan padres u otros adultos que les den estructura y supervisión de manera consistente, firme y adecuada para su edad y etapa de desarrollo. Los límites ayudan a mantener emocionalmente seguros a todos los niños y adolescentes. Carole Kennedy es una ex directora de secundaria, una directora-en-residencia del Departamento de Educación de los Estados Unidos (2000) y presidenta de la Asociación Nacional de Directores de Nivel Primario. Ella lo expresa de la siguiente manera, "Ellos necesitan que los padres les digan, "No, no puedes ir al centro comercial todo el día o al cine con ese grupo de muchachos". La sicóloga Diana Baumrind identifica tres tipos de padres: autoritario, indulgente y con autoridad experta. Al analizar los resultados de más de 20 años de investigación, ella y sus colegas descubrieron que para ser padres eficaces, lo mejor es evitar los extremos. Los padres autoritarios que imponen reglas rígidas y esperan que los hijos siempre obedezcan o los padres indulgentes que tienen pocas reglas y les dan demasiada libertad a sus hijos, son los padres que probablemente tendrán más dificultades con sus hijos. Los niños corren mucho riesgo de sufrir consecuencias negativas emocionales y en su comportamiento. Sin embargo, los padres con autoridad experta, quienes fijan límites claros y con buenas explicaciones, tienden a tener menos dificultades con sus adolescentes. "Hazlo porque yo digo" quizás no les rindió muy buenos resultados con su niño cuando tenía 6 años, y ahora que es un adolescente, les rendirá todavía menos. (Para mayor información sobre cómo fijar límites, vea la sección titulada La independencia.)

- Dan buenos ejemplos. Los adolescentes necesitan buenos ejemplos. Intente vivir con el comportamiento y los valores que usted espera que su hijo desarrolle. Sus acciones dicen mucho más que sus palabras. Si usted fija metas altas para sí mismo y trata a otras personas con amabilidad y respeto, es más probable que su niño seguirá su ejemplo. Mientras que los adolescentes exploran distintas posibilidades sobre quién quieren ser, ellos buscan ejemplos entre sus padres, sus compañeros, personalidades famosas y otras personas para definir quién serán.


Si usted fija metas altas para sí mismo y trata a otras personas con amabilidad y respeto, es más probable que su niño seguirá su ejemplo.

- Enseñan la responsabilidad. Nadie nace sabiendo cómo actuar responsablemente. Un sentido de responsabilidad se forma con tiempo. A medida que los niños crecen, ellos aprenden a hacerse cada vez más responsables por:
hacer sus deberes, como trabajar en el patio, limpiar sus cuartos, o ayudar a preparar la comida, deberes que contribuyen al bienestar familiar;
terminar su tarea sin que se les ruegue;
involucrarse en actividades comunitarias;
buscar formas de ayudar a otras personas; y
hacerse responsables por las buenas y las malas decisiones que toman.

- Proveen una variedad de experiencias. La adolescencia es una buena etapa para explorar nuevas áreas y hacer nuevas cosas. Su adolescente quizás intente nuevos deportes, o nuevos intereses académicos o lea nuevos libros. Quizás experimente con diferentes tipos de arte, o quiera aprender de distintas culturas o sobre carreras y tome parte en actividades comunitarias o religiosas. Según sus recursos, usted puede abrir puertas para su hijo. Usted puede presentarle nuevas personas y nuevos mundos. Al hacerlo quizás usted recobre intereses o talentos que ha ignorado por años, y puede poner un buen ejemplo para su hijo. No se desaliente cuando los intereses del joven cambien.

- Demuestran respeto. Es muy tentador calificar a todos los adolescentes como rebeldes y dificultosos. Pero estos jovencitos varían tanto entre sí como los niños en cualquier otro grupo. Su hijo necesita que se le trate con respeto, lo cual requiere que usted reconozca y aprecie sus diferencias y que lo trate como un individuo. El también requiere que usted le demuestre compasión al intentar ver las cosas desde su punto de vista y considerar sus necesidades y sentimientos. Al tratar a su adolescente con respeto, usted le ayuda a encontrar placer en el buen comportamiento.

No existen los padres perfectos. Pero tenga en mente que una mala decisión tomada durante un día difícil (o una semana o un mes) no tendrá un efecto negativo de larga duración en la vida de su hijo. Lo que más importa para ser un padre eficaz es lo que usted hace a la larga.

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